Características de las puertas. Las puertas de una ciudad oriental estaban, por supuesto, conectadas con las murallas; no obstante, eran en un sentido una estructura independiente. Eran por lo general eran construidas de madera o de piedra, o de madera armada con metal. El salmista habla de puertas de bronce (cobre), y puertas de hierro (Sal. 107:16). Regularmente eran de dos hojas (Isa. 45:1) Y estaban provistas de pesadas cerraduras y barras de hierro (1 Sam. 23:7). Algunas ciudades o pueblos tenían dos muros y por consiguiente dos puertas con un espacio entre ellas. Se ponía un centinela en la torre de la primera puerta. Cuando David estaba en Mahanaim esperando el resultado de la batalla con Absalón, dice la Escritura “Estaba David a la sazón sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo” (2 Sam. 18:24). El espacio entre las dos puertas, servía para muchas cosas.
La puerta como lugar de cita. Las puertas de las antiguas ciudades amuralladas y el espacio abierto entre ellas eran lugares populares de reunión para el pueblo. Parecían amplios vestíbulos que podían albergar grandes multitudes de gente. Estando abovedadas, eran lugares frescos para reunirse en un día caluroso.
Variedad de usos para las puertas. “Las entradas de las puertas” se describe en Proverbios como "los principales lugares de reunión” (Prov. 1:21). Las puertas de la ciudad se usaban como lugar público de reunión para pronunciar discursos o lanzar alguna proclama. En relación con el rey Ezequías se dijo: "Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, e hízolos reunir así en la plaza de la puerta de la ciudad, y hablóles al corazón de ellos” (2 Crón. 32:6). David habla de la murmuración de sus perseguidores acerca de él en las puertas de la ciudad (Sal. 69:12). Mardoqueo se sentaba a la puerta del rey para atraer la atención del soberano (Esther 2:21). Los profetas a menudo predicaban sus sermones a las puertas de la ciudad. El Señor dijo así a Jeremías: "Ve, y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y todas las puertas de Jerusalén" (Jer. 17:19).
Las puertas de la ciudad lugar de reunión de la corte. Uno los más importantes usos de las puertas de una ciudad antigua para reunirse la corte. Había asientos de piedra para los jueces. Lot se sentaba a la puerta como un juez (Gén. 19:1). Las puertas de la ciudad de aquellos días eran como nuestros modernos edificios para el tribunal de justicia. Fue allí a donde Booz fue a redimir la herencia de Elimelec, recibiendo así a Ruth como su esposa (Ruth 4:1). El profeta Amós predicó a Israel "poned juicio en la puerta” (Amós 5:15). La ley mosaica reconocía las puertas de la ciudad como lugares de justicia: "Jueces y alcaldes te pondrás en todas tus ciudades (puertas) que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo en justo juicio” (Deut. 16:18). Así es que uno de los lugares más importantes en las ciudades antiguas eran las puertas de la ciudad.
Referencia simbólica a las puertas de la ciudad. La Biblia a menudo se refiere a las puertas de la ciudad de una manera simbólica. Algunas veces se usan las puertas para representar la ciudad entera como cuando el Señor dijo a Abrahán: "y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos” (Gén. 22:17). El salmista, sin duda pensaba en las puertas del templo cuando decía: "Abridme las puertas de la justicia” (Sal. 118:19). Es costumbre que las puertas de la ciudad se cierran al ponerse el sol, y Juan alude a esto en forma de contraste en su descripción de la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:25).
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