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Bienvenido a OR.Ser Judío no es pertenecer a una religión, es una misma forma de vida ante Di- y ante los demás...¡.La religión Islàmica domina la vida cotidiana. Ellos no hacen división entre lo secular y lo sagrado. La Ley Divina, la Shari´a, debe tomarse muy en serio.".. Somos una fuente de información con formato y estilo diferente.
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Israel es una sociedad dinámica, democrática, multicultural y multiétnica

Por Alvaro Alba

Israel es una sociedad dinámica, democrática, multicultural y multiétnica. Es el único país del Medio Oriente en el que la modernidad ha entrado con la misma fuerza que en Europa, América Latina, África o Asia. El exilio del pueblo hebreo incluyó la palabra. Fue la lengua un elemento fundamental de la supervivencia y estímulo de superación en una nación que sabía leer en Europa Medieval cuando los reyes eran analfabetos.

Tanta importancia se le concede a la palabra que el árabe es, junto al hebreo, lengua oficial del país. Las escuelas de magisterio tienen un departamento de árabe para preparar profesores. La Histadrut, la federación sindical israelí, tiene un instituto judeo-árabe con su publicación bilingüe, además de contar con la Casa de Escritores Árabes. Cuatro universidades hebreas enseñan idioma y literatura árabe: la Hebrea de Jerusalén, Haifa, Tel Aviv y Bar Ilán. En la Universidad Ben Gurion del Neguev es asignatura suplementaria. Autores árabes han pasado a formar parte de la vida cultural israelí y hace más de una década fue llevada al teatro “Romeo y Julieta” por actores judíos y árabes donde actuaban en los dos idiomas.

A Israel se peregrina de todas partes del mundo. El Aliyá, esa peregrinación que hacen los hebreos para ascender a Jerusalén puede comenzar en Europa Oriental, Rusia, Yemen, Irak, Etiopía, Estados Unidos, Sudan, Francia, Sudáfrica o Argentina. El éxodo moderno hebreo se resume en las operaciones Escape, Alfombra Mágica, Moisés, Esdras, Josué, Salomón. En Mayo de 1991 la comunidad judía etíope emigró en 34 aviones que transportaron en 36 horas a 14.325 personas. En un Boeing 747 volaron 1122 personas por estar bajos de peso y permitir aumentar el número de pasajeros, y dos bebés nacieron en el trayecto de Addis Abeba a Tel Aviv. Viven en Israel los otkaznik o refusnik, hebreos nacidos en la URSS que el Kremlin les negaba la salida del país. Natan Sharansky se convirtió en el más emblemático de ellos. ¿Es un privilegio de los hebreos el hacer el Aliyá?

Las puertas de Israel se abren también para los necesitados, los perseguidos. En 1977 unos 200 vietnamitas del Sur, desplazados en el sureste asiático tras finalizar la guerra con Estados Unidos, recibieron asilo político por decisión del premier Benajim Begin. Desde el 2003 unos 10 mil refugiados africanos entraron ilegalmente a Israel. Unos 600 provenientes de la zona de Darfur, en Sudan han recibido el estatuto de refugiados. Vienen en busca de refugio los musulmanes sudaneses, todos africanos. Otros dos mil desplazados del conflicto entre Eritrea y Etiopía tienen residencia temporal por motivos humanitarios. Oficiales sirios han pedido asilo político en Israel y se les ha concedido.

En la posmodernidad uno de los grandes discursos es relacionado con el poder de las minorías o géneros. En Israel eso se traduce en la defensa de las minorías: sean de género, sexo o de raza. No hay otra sociedad en el Medio Oriente donde las minorías tengan tantos derechos como en Israel. A las mujeres no se les mutila genitalmente como sucede en las zonas rurales de Egipto, Libia, Omán o Yemen. Las mujeres casadas de Libia, Jordania, Marruecos, Egipto, Irak, Omán y Yemen urgen de un permiso del esposo para viajar al extranjero. En Jordania es para viajar por el país. En el tribunal de la Sharía el testimonio de un hombre vale por el de dos mujeres, y fue en mayo del 2008 que las mujeres en Kuwait pudieron votar en las elecciones. En Tel Aviv y Jerusalén se realiza cada año desfile del orgullo gay, impensable en un país árabe. Basta decir que en los Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Yemen, Irán, Sudán y Mauritania, los gays son condenados a la pena de muerte, y en Pakistán o Afganistán con cárcel perpetua. Egipto, Etiopia, Maruecos o Libia con 20 años de prisión.

Desde los primeros meses de la independencia el legislativo israelí ha funcionado a cabalidad. El 25 de enero de 1949 se llevaron a cabo los primeros comicios. Desde entonces se eligen a 120 parlamentarios que representan a toda la nación, de manera proporcional. En las pasadas elecciones parlamentarias los árabes israelíes volvieron a estar representados en el legislativo y tres partidos: Lista Árabe Unida, Frente Democrática y la Asamblea Democrática Nacional obtuvieron entre ellas once escaños.

En Israel la pena de muerte fue abolida para delitos comunes en 1954. Sólo se permite en casos excepcionales y la última vez que se ejecutó a un individuo fue en 1962 y el ejecutado fue el OberStumbannfuhrer de las SS Adolf Eichmann. La primera ejecución por la ley palestina fue en Agosto de 1999, en Gaza y se fusilaron a dos hermanos policías, acusados de matar a otros dos hermanos por cuestiones de dinero. El Código penal palestino tiene hasta 19 tipificaciones de delitos por las cuales puede terminar lo mismo ante un pelotón de fusilamiento o en el patíbulo. Uno de los delitos puede ser el vender tierra o casa a un judío. Caso similar ocurrió en el 2007 en Hebrón. Esas son algunas de las diferencias democráticas de Israel con sus vecinos.

Shlomo Sand: “El pueblo judío fue una invención”

Tema Cultura

El último libro del historiador y catedrático judío Shlomo Sand lleva 19 semanas en la lista de bestsellers de Israel, mientras que su edición francesa se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres reimpresiones. Su obra pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel: asegura que los judíos no fueron nunca expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carece de cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y llega al extremo de sostener que la única solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es la abolición del Estado judío. 

Nadie está más sorprendido que el propio Shlomo Sand de que su último libro de investigación académica lleve ya 19 semanas en la lista de bestsellers de Israel. El éxito ha tocado a la puerta de este profesor de historia a pesar de que su libro pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel.

Sand afirma que la idea de una nación judía -cuya necesidad de un lugar seguro en donde vivir se utilizó originalmente con el fin de justificar la fundación del Estado de Israel- es un mito inventado hace poco más de un siglo.

Este historiador, catedrático de Historia Europea en la Universidad de Tel Aviv, llevó a cabo una amplia investigación histórica y arqueológica en apoyo no sólo de esta alegación, sino de otras tesis igual de controvertidas.

Además, asegura que los judíos no fueron nunca expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carecen de cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y que la única solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es la abolición del Estado judío.

Es bastante probable que el éxito de When and How Was the Jewish People Invented? [¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?] se repita en todo el mundo. La edición francesa, publicada el mes pasado, se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres reimpresiones.

El libro está siendo traducido a una docena de lenguas, incluidas el árabe y el inglés. Pero su autor predice una fuerte oposición del lobby proisraelí cuando el libro salga a la luz el año próximo en los Estados Unidos, publicado por Verso.

Por el contrario, dice Sand, aunque los israelíes no lo han defendido, sí que han mostrado curiosidad por su argumentación. Tom Segev, que es uno de los periodistas más importantes del país, ha calificado el libro de “fascinante” y de “auténtico desafío”.

Lo sorprendente, añade Sand, es que la mayoría de sus colegas universitarios israelíes han evitado hacer el menor comentario. La única excepción ha sido la de Israel Bartal, profesor de Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Bartal, en un artículo publicado en el periódico Haartez, no hizo esfuerzo alguno por rebatir las afirmaciones de Sand, sino que dedicó buena parte de su exposición a defender a sus colegas, sugiriendo que los historiadores israelíes no son tan ignorantes sobre la naturaleza inventada de la historia judía como pretende Sand.

La idea de escribir este libro se le ocurrió hace muchos años, continúa Sand, pero tuvo que esperar hasta hace poco para empezar a escribirlo. “No puedo vanagloriarme de haber sido valiente al publicar el libro”, dice. “Porque he esperado hasta que tuve la plaza de catedrático en propiedad. En la universidad israelí hay un precio a pagar cuando se expresan opiniones como éstas.”

El principal argumento de Sand es que hasta hace poco más de un siglo, los judíos se consideraban judíos sólo porque compartían una religión común. A principios del siglo XX, dice, los judíos sionistas pusieron esta idea en entredicho y empezaron a crear una historia nacional en la que se inventaron que los judíos existían como pueblo separado de su religión.

De manera similar, la moderna idea sionista de que los judíos estaban obligados a regresar desde el exilio a la Tierra Prometida era algo totalmente ajeno al judaísmo, añade.

“El sionismo cambió la idea de Jerusalén. Antes, los lugares sagrados estaban considerados como lugares para añorar, de ninguna manera para vivir en ellos. Durante 2000 años, los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudiesen regresar, sino porque su religión les prohibía hacerlo hasta la llegada del mesías.”

La mayor sorpresa que tuvo durante su investigación fue cuando empezó a buscar pruebas arqueológicas de los tiempos bíblicos.

“No me educaron en el sionismo, pero al igual que los demás israelíes yo daba por descontado que los judíos eran un pueblo que había vivido en Judea y que fue expulsado al exilio por los romanos el año 70 d.C.

”Pero una vez que empecé a buscar pruebas, descubrí que los reinos de David y Salomón eran puras leyendas.

”Lo mismo pasó con el exilio. De hecho, la judeidad no puede explicarse sin el exilio. Pero cuando empecé a buscar libros de historia que me describiesen los pormenores de dicho exilio, no pude encontrar ninguno. Ni uno solo.

”La razón es que los romanos no exiliaron a nadie. De hecho, los judíos en Palestina eran mayoritariamente campesinos y todos los indicios sugieren que se quedaron en sus tierras.”

Por el contrario, Sand cree que una teoría alternativa es mucho más plausible: el exilio fue un mito promovido por los primeros cristianos para atraer judíos a la nueva fe. “Los cristianos querían que las generaciones posteriores de judíos creyesen que sus antepasados habían sido exiliados como un castigo de Dios.”

Entonces, si no hubo exilio, ¿cómo es que tantos judíos terminaron dispersos por el mundo antes de que el moderno Estado de Israel empezase a animarlos a “regresar”?

Sand dice que en los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana, el judaísmo fue una religión proselitista, que buscaba desesperadamente conversos. “La literatura romana de la época menciona este hecho”.

Los judíos viajaban a otras regiones a la búsqueda de conversos, particularmente en el Yemen y entre las tribus bereberes del norte de África. Siglos después, el pueblo del reino de Kazar, situado en lo que hoy es el sur de Rusia, se convirtió de forma masiva al judaísmo y esa fue la génesis de los judíos asquenazíes de la Europa central y oriental.

Sand pone de manifiesto el extraño estado de rechazo en que viven inmersos la mayoría de los israelíes, a pesar de que los periódicos han dedicado muchas páginas en fechas recientes al descubrimiento de la capital del reino de Kazar en las cercanías del Mar Caspio.

Ynet, el sitio web del periódico israelí más popular, Yedioth Ahronoth, publicó la historia con grandes titulares: “Arqueólogos rusos descubren la capital judía desaparecida desde tiempos inmemoriales”. Sin embargo, a ninguno de los periódicos, añade, se le ocurrió que este hallazgo pudiese contradecir el discurso oficial de la historia judía.

La argumentación de Sand pide a gritos una pregunta adicional, como él mismo señala: Si la mayoría de los judíos nunca se movió de la Tierra Santa, ¿qué fue de ellos?

“En las escuelas israelíes no se enseña, desde luego, pero la mayoría de los líderes sionistas iniciales, incluido David Ben Gurion [el primer primer ministro israelí] creían que los palestinos eran los descendientes de los judíos originales de la región. Creían que los judíos se habían convertido más tarde al Islam.”

Sand atribuye la reticencia de sus colegas a unirse a él a que muchos de ellos reconocen implícitamente que todo el edificio de la “Historia Judía” que se enseña en las universidades israelíes es tan inestable como un castillo de cartas.

El problema de enseñar historia en Israel, añade, se inició con una decisión de 1930, mediante la cual se separaba la historia en dos disciplinas: Historia General e Historia Judía. Se asumió que la historia judía necesitaba su propio campo de estudio porque la experiencia judía estaba considerada como algo único.

“No existen departamentos judíos de política o de sociología en las universidades. Sólo la historia se enseña de esta manera, lo cual ha permitido que los especialistas en Historia Judía vivan en un mundo muy insular y conservador, ajeno a los modernos desarrollos de investigación histórica.

“En Israel se me ha criticado que escriba sobre la Historia Judía cuando mi especialidad es la Historia Europea. Pero un libro como éste necesitaba a un historiador que sea familiar con los métodos habituales de investigación histórica que se utilizan en las universidades del resto del mundo.”

l autor es periodista del diario The National (Abu Dhabi). La traducción del inglés pertenece a Manuel Talens para Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística

La visión tergiversada de otra visión sobre palestina

Mirando en retrospectiva, mucho me temo que en las últimas semanas me he convertido en un tipo malhumorado, adusto y huraño, que no hace otra cosa que escribir desventuras y parece quejarse de todo el mundo. Efectivamente, tengo el pálpito (como dicen mis amigos argentinos) que me he puesto a borronear sucesos trágicos, garabatear protestas contra quienes no nos quieren, y en general pintarrajear un panorama tan aciago y quejumbroso que da miedo. Como no quiero ser un “pájaro de mal agüero” y estimo que la vida, por muy triste que pueda ser, ha de ser tomada un tanto a la ligera, he pensado que tendría que modificar de tema. Uno puede tener sus años, pero no por ello dejar de reírse del mundo, contar chistes y, en general, volcarse hacia el optimismo aunque cueste lo suyo.

Así andaba pensando cuando el otro día recibí un e-mail que me hizo abrir los ojos. No fue escrito ayer, sino hace unos años. Pero no por eso ha perdido actualidad. Discurre sobre mi tema preferido, pero en una luz un tanto diferente. El problema es que estaba en inglés, y cuando se traduce algo no siempre se logra mantener el sabor del original, en especial si se trata de un texto que presume ser cómico.

Ni corto ni perezoso me puse entonces a crear una versión castellana del escrito, agregando una buena ración de sal y pimienta, como suele hacer cada israelí que se respeta a sí mismo, para dar a conocer lo que dijo entonces un norteamericano. El hombre en cuestión se llama Dennis Miller, es actor y humorista y supongo que ha de ser bien conocido por allá. Lo que he podido saber es que durante años tuvo su propio programa en HBO, uno de los canales de televisión por cable más populares de EE.UU. y, lo más importante para el asunto que nos trae entre manos, reside en el hecho que no es judío. Debe de ser un “goy” para que la cosa sea más punzante, y que me perdonen todos los cristianos. No es un término peyorativo contra ellos, sino que en hebreo resulta ser (véase qué raro) precisamente “pueblo”. Pero en Israel lo usamos para indicar a los seguidores de Cristo. Mis excusas.

Nuestro hombre empieza diciendo que sería indicado hacer un servicio a los norteamericanos (yo diría a la humanidad), y presentar en apretada síntesis la historia del Medio Oriente. Se trata de una mercadería que muchos la necesitan, porque de tanto zarandeo a los israelíes, nos hemos convertido a ojos de ello en unos monstruos sin remedio. Y no creo que lo seamos. De veras.

Empieza diciendo el genio en cuestión que los palestinos desean tener su propio país, pero hay un problema: Sencillamente, no existen tales. Se trata de un vocablo artificial. Nunca ha existido semejante país. Israel se llamó Palestina durante dos milenios. Si bien parece una palabra antigua, se trata de un vocablo acuñado hace poco.

Antes que los israelíes ganaran la Guerra de los Seis Días, Gaza era de Egipto y la Margen Occidental de Jordania. En realidad, no había palestinos. (Esto ya no es fábula, sino un hecho comprobado. Se ha de reconocer que el hombre tiene visión. Véase nota al pie de este artículo).

Tan pronto como los israelíes tomaron la iniciativa en sus manos y comenzaron a convertir páramos en frutales, todo cambió. Como si otrora fueran espectros que andaban errantes en las tinieblas, aparecieron en persona en un abrir y cerrar ojos. Quejándose por su patria perdida y su nación subyugada. Y derramando lágrimas a raudales… (“Falastin, biladi ya ani, Falastin, Falastin…”)

De modo que para ser honestos, no usemos más el término palestino. Así no se puede describir a esa gente tan amena y agradable que se pone a bailar de gozo cuando nos matan. (No solamente a los norteamericanos, señor Miller, sino a gente de todo el mundo y de cualquier confesión. Aunque tienen preferencia por los judíos consideran que, en definitiva, lo más importante es degollar a gente) Claro, lo hacen hasta que alguien les advierte que les están filmando, sigue diciendo el escritor. (Y yo agrego: Entonces se van a casa a comer caramelos. Por que al fin y al cabo es fiesta, y se ha de celebrar la ocasión). Como dijera en su momento Diógenes: “Cuando más conozco los hombres, más me gustan los animales”. Me pregunto que, sin saberlo, el gran filósofo griego tal vez hubiera profetizado cierta clase de seres humanos….

En lugar de ello llamémoslos como se debe, insiste nuestro esclarecedor, y aclara lo que insinúa:

“Otros Árabes Que No Pueden Hacer Nada en la Vida y Más Bien se Arrebujan en el Seductivo Melodrama de la Lucha Eterna y la Muerte”. (Es decir, andan a la caza de grillos, o de gamusinos. O son parásitos, chupópteros, bicharracos o gusarapos. Es decir, quienes reciben subvenciones a granel de los países desarrollados, para que a cambio de ello no se quejen o les digan algún que otro improperio. Y a ello agregaría: Que Son Peritos en la Autosugestión de que Son los Más Discriminados del Mundo. Es decir, dar gato por liebre. Y eso, en menos que canta un gallo).

Ya sé que no se puede presumir escuchar eso en la CNN (ni en muchos países de Europa, señor Miller; las cosas ya no son como antes, se han vuelto peores), de modo que propongo algo diferente: “Judeófobos Colindantes” que anhelan su propio país, ¿qué les parece? Pero no, señores, no es lo que ello realmente quieren. Hubieran podido conseguir su propio país en cualquier momento de los treinta últimos años. En especial cuando se reunieron en Camp David hace un par de años. (No olviden cuando se escribió)

Pero si han de tener su propio país, deben instalar semáforos, disponer de servicio de retiro de desperdicios y cámaras de comercio y, lo que es peor, encontrar los medios para ganarse la vida.

Esto ya no es chiste. No resulta nada gracioso. De modo que lo que de hecho querían es lo que desean todos los judeófobos del mundo: recibir Israel en una bandeja y, desde luego, con una enorme pila de judíos muertos. Como dijera cualquier cantamañanas.

Que además, adolecen de una sinestesia de muy padre y señor mío, y afectados de un solipsismo sumamente grave. (Para quienes esos términos sean un tanto sospechosos, he de señalar que semejantes vocablos no son improperios. Según el diccionario de la RAE se trata solamente de “Imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente”, en el primer caso mientras que el segundo es “una forma radical de subjetivismo según la cual solo existe o solo puede ser conocido el propio yo”. Ahora entendieron, ¿no es cierto?)

¿Por qué quieren pasar a cuchillo a todos los judíos? Porque sí. En primer lugar, para lograr la destrucción de Israel, o sea la Entidad Sionista como se lee en sus libros de texto. Que durante los últimos 50 años ha permitido a los dirigentes árabes distraer la atención de sus pueblos de que son los más pobres, analfabetos y miserables de este sufrido planeta. Y si alguien ha sido un trotamundos, y ha echado un vistazo por aquí y por allá, bien sabe lo que ello quiere decir.

Y sigo citando al ilustre y bien informado yanqui que no tiene pelos en la boca: Confieso que me siento bien aturdido cada vez que nuestros entendidos hablan poéticamente sobre las grandes realizaciones del mundo musulmán en el pasado. A no ser que me equivoque, los árabes no han brindado al mundo nada bueno desde que le dieron el álgebra. Y, sea dicho entre paréntesis, no sé si agradecerles el hecho que nos hayan legado semejante rompecabezas.

Tengan en cuenta lo que sigue y luego recapaciten: hay 500 millones de árabes y 5 de judíos (en el Medio Oriente, se entiende). Pensemos que los países árabes llenan todo un campo de fútbol, y los judíos serían algo así como una caja de fósforos en medio. Y esos tipos aseguran que si Israel les da la mitad de esa cajita, todos volverán a ser amigos.

¿Se puede creer en ello? Eso ya es una gran noticia. Pero, cuidado, ¿cómo se entiende eso con la larga serie de guerras libradas para exterminar a ese diminuto país, y ese incesante tumulto de amenazas para echar a los judíos al mar? Ah, bueno. Es que ustedes estaban tan sólo bromeando… ¿De veras?

Mi amigo Kevin Rooney me dio el otro día una excelente idea: ¿Por qué no invertir los números? Imagínense si en el mundo hubiera 500 millones de judíos y 5 millones de árabes. Me quedé de una pieza al pensarlo. ¡Qué idea más brillante!

Acaso alguien puede imaginarse a los judíos poniéndose cinturones de dinamita y explotándose a sí mismos. Desde luego que no.

O ¿dedicando cada fibra de su ser durante generaciones para echar al mar a un diminuto Estado árabe? Ni pensarlo.

¿O bailando para celebrar la muerte de inocentes? De ningún modo.

¿O difundiendo el libelo de que los árabes prepararan sus pitas con la sangre de niños inocentes? Ni por asomo.

Lo peor que se pudiera esperar de ellos es que discutan cualquier cosa hasta la muerte. De eso sí que serían capaces. (Muy bien, señor Dennis. Qué modo tan acertado de ver las cosas. Somos capaces de hablar, y hablar y más hablar, y también de insistir sobre un punto cualquiera porque nos encanta cotorrear, de eso que no le quepa duda).

Hasta aquí el escenario que esboza el humorista yanqui que, para ser francos, no parece apartarse mucho de lo que pudiera ser en realidad. ¡Quinientos millones de judíos!

El problema podría ser que en ese caso el mundo ¿de quién sería? Si siendo 14 millones se nos acusa de todos los problemas habidos y por haber y de tener una influencia sin límites, de ser 500.000.000 (vaya número descomunal), nuestras perspectivas hubieran aumentado en forma morrocotuda. De hecho, las grandes potencias ya no tendrían nada que decir. Jerusalén sería la capital del mundo, y todos los grandes acudirían en masa a la Kiriá y a la Knéset para granjearse la amistad de “los amos del orbe”. Y a todo ello agregado el hecho que ahora hemos descubierto que tenemos gas a raudales. Por lo tanto, quién sería el “guapo” que nos retase. A ver…

La pregunta que se formula sería si en ese caso el mundo saldría ganando… o perdiendo. La pregunta es muy sencilla: Estimado mundo, ¿qué prefieres, quinientos millones de judíos o de árabes? No contesto a esta pregunta, porque reconozco que no soy objetivo. Solamente citaré un pequeño detalle: Se imaginan el problema que plantearía a los científicos “goyim” del orbe: no les quedaría apenas Premio Nóbel disponible, luego que esos desalmados hebreos se hubieran apropiado de casi todos.… Seguramente en este punto llegarían a elevar una queja ante la Corte Suprema de La Haya. Hagan justicia con nosotros, por favor. No olviden. No son como cualquier otro… Al fin y al cabo, se trata de judíos.

NOTA:

En esto tiene toda la razón. Durante el Mandato Británico la palabra “Palestina” más bien hacía referencia a la entidad judía, a la comunidad hebrea, que a los árabes locales. Para ellos, esta tierra formaba parte de la llamada “Gran Siria”, y no se mencionaba para nada a Palestina que, a propósito, era un nombre acuñado por el emperador romano Adriano, sin relación alguna con los filisteos de Gaza de la época bíblica. Estos procedían del Mar Egeo y eran de origen indoeuropeo. El anhelo supremo del hebreo en la diáspora había sido siempre regresar a Palestina, la eterna patria de su pueblo. Los judíos sionistas del mundo se autodenominaban “palestinos”. La entidad política de la comunidad judía era la Agencia Judía para Palestina, dos de los principales bancos locales eran el Anglo-Palestine Bank (ahora el Bank Leumí) y el Palestine Discount Bank y la empresa eléctrica se llamaba The Palestine Electric Corporation. El diario en inglés era el Palestine Post y la orquesta principal se llamaba the Palestine Philarmonic Orquestra. Todo el personal de esas entidades y empresas era judío. Y el destacamento procedente de este país que combatió a los franquistas en la Guerra Civil española, integrado exclusivamente por hebreos, se llamaba “Brigada Palestina”. Terminante, ¿no?

Moshé Yanai

Avigdor Liberman, líder del partido político "Israel Beyteinu"

Avigdor Liberman, líder del partido político "Israel Beyteinu" ("Israel Nuestra Casa"), se ha convertido en una de las principales figuras de la política israeí. En las últimas elecciones ha obtenido 15 bancas en la Knesset (Parlamento israelí) y ha quedado como tercera fuerza detrás del partido centrista "Kadima" ("Adelante") con 28 bancas y del derechista "Likud" ("Unión") con 27.

Pero ¿quién es este controvertido personaje que en poco tiempo se ha vuelto tan importante en Israel, al punto que es fundamental tanto para "Kadima" como para "Likud" para formar una coalición? Hay que recordar que el Estado judío todavía no tiene un nuevo Primer Ministro, ya que para llegar a serlo, uno de los partidos que más votos obtuvo tiene que formar una coalición con 61 diputados por lo menos, pues en el Parlamento hay 120 bancas. El otro deberá decidir si encabezará la oposición o se unirá a la coalición.

Liberman nació en Moldavia, en la ex Unión Sovíetica. A la edad de 20 años emigró a Israel, donde hizo el servicio militar y estudió Ciencias Políticas y Relaciones Internaciones en la Universidad de Jerusalén.

Ha comenzado del lado de Benyamin Netanyahu en las filas del "Likud" y después creó su propio partido, "Israel Beyteinu". Siendo, al principio, una fuerza pequeña, se unió con otros partidos de derecha. Sin embargo, con el tiempo su popularidad fue creciendo y de cuatro mandatos en su primera elección, ha pasado a once y, en esta última votación, quince. Además de diputado, ha sido Ministro de Transporte durante el gobierno de Sharón y Ministro de Asuntos Estratégicos, para el de Olmert. Sin embargo, Liberman, abondonó el gobierno poco tiempo después.

Lo que llega a los medios de comunicación acerca de Avigdor Liberman no es real. Las malversaciones acerca de las propuestas o dichos del diputado, son tan grandes y notorias que llegan a ser mentiras. En este artículo no quiero defender a Liberman, sino aclarar cuáles son sus ideas y cuál es el verdadero perfil de este polémico político.

Liberman es acusado de racista, fascista y extremista de derecha. También aseguran que su intención es echar a todos los árabes y de causar un genocidio en los territorios palestinos. Nada de esto es cierto.

¿Por qué no es racista? Porque nunca ha expresado odio hacia los demás por el simple hecho de pertenecer a otro pueblo o religión.

¿Por qué no es fascista? Porque el fascismo es una ideología totalitaria que propone una economía dirigista. Sin embargo, Liberman, es un demócrata capitalista y liberal.

¿Por qué no pertenece a la extrema derecha? Porque algunas de sus ideas son idénticas a las de la izquierda y propone todo tipo de soluciones para llegar a la paz, o en su defecto, tranquilidad. Eso no es ser extremista.

Veamos cuáles son sus propuestas más importantes:

- Fijar, de una vez por todas, las fronteras del Estado de Israel ¿Cómo? Sin mover a nadie de su casa ni de su tierra, como muchos piensan. Lo que propone es un cambio de territorios. O sea, muchos poblados árabes que están dentro del Estado de Israel bordeando la "línea verde" (una especie de frontera entre el Estado judío y los territorios palestinos), pasarían a formar parte de un futuro Estado palestino y los asentamientos con grandes densidades de población judía dentro de Cisjordania, quedarían del lado israelí. Al contrario de lo que se oye, los que abandonarían tierras serían los judíos que viven en los pequeños asentamientos y ningún árabe deberá dejar su hogar. Lo único que perderían los árabes sería la ciudadanía israelí, pues pasarían a ser palestinos en todo sentido. La propuesta es interesante, por lo menos para el debate, ya que propone un Estado palestino más grande aún del que reclama hoy en día la Autoridad Palestina (el Hamás sólo quiere el exterminio de los judíos, no quiere negociar, por lo que no entra en este reclamo).

Analicemos este punto de la siguiente manera: la mayoría de los árabes israelíes se consideran palestinos. Ellos, los palestinos que viven en Gaza o Cisjordania y el mundo, presiona para formar el "Estado de Palestina" o como sea que quieran llamarlo.

La propuesta de Liberman, lejos de ser extremista, parece buscar, de manera seria, una solución al conflicto con la creación de dos Estados, la cual es una idea del centro y la izquierda en el mapa politico israelí y, también, de la Autoridad Palestina. Pero entonces ¿por qué es rechazada? Pues no importa cuán palestino se sienta un árabe israelí y cuán identificado con la "causa palestina" esté (quien escribe cree que el problema de esta causa es Irán, Siria, Hizballah, el Hamás y no Israel), de ninguna manera quiere perder la ciudadanía israelí, pues perdería todas las riquezas y libertades que le ofrece el Estado judío y serían negadas en el futuro gobierno palestino, más aún si suben al poder los opresores teocráticos y Yihadistas del Hamás.

Todo aquel que odie al Estado de Israel, creo que debería dejar la nacionalidad de manera voluntaria, pero claro, los beneficios que tienen gracias a ese país, pueden más que su ideología de odio.

- Dividir Jerusalén. Esta idea es una de las bases de la izquierda y sí, sin embargo, también de Liberman. En la parte oriental de Jerusalén, casi ni viven judíos. Caminar por allí es tan peligroso para un judío como caminar por Ramallah (ciudad más importante en Cisjordania, donde se encuentra el Parlamento). Todos los residentes tienen el "Documento Azul" (nombre que se le da a la cédula israelí). Incluso muchos terroristas gozan del mismo.

La division de Jerusalén es uno de los más importantes reclamos de la AP.

- Pedir fidelidad al Estado. Este es, quizás, uno de los puntos más polémicos de Avigdor Liberman. Pero creo que cualquier país que tenga dentro de su territorio gente que apoye, ayude o realice terrorismo en contra suyo, se apresuraría para tomar medidas de este tipo.

¿Cuál es el problema de pedirle fidelidad a los ciudadanos? Si nos guíamos por los dichos de los diputados de los partidos árabes del Parlamento israelí, veremos que, concordemos o no, no es una locura hacerlo. Aquí algunas frases de estos políticos: "Los palestinos deben secuestrar soldados israelíes", "Estoy orgulloso del Hamás y de todo aquel que lo apoye", "El Hizballah tuvo que secuestrar dos soldados por estupidez israelí", "Estoy preparado para ser un "Yahid" (terrorista suicida)", "que vivan los Yahid", etc, etc, etc. Todo estos personajes reciben entre 27 y 35 mil shekels por mes aproximadamente, salvo los jubilados quienes cobran unos 7 u 8 mil ¿Está mal pedirles fidelidad? ¿Qué otro país en el mundo tiene enemigos dentro de su propio Parlamento y les paga semejantes fortunas? Otro ex diputado llamado Bashara está acusado de colaborar con el Hizballah durante la Segunda Guerra del Líbano. En vez de declarar, huyó a Jordania y hoy está en el Líbano. Sin embargo, el gobierno israelí le sigue depositando 8 mil shekels por mes.

A esto hay que agregar las marchas en favor del Hamás, en pleno conflicto con la organización terrorista, realizadas en algunos poblados árabes.

Vivir con enemigos dentro de las fronteras es peligroso para cualquiera y para la existencia de un Estado. No debería haber enemigos, pero si los hay y quieren destruír el país donde residen, por razones religiosas o ideológicas, entonces, por lo menos, que estén afuera y no adentro disfrutando de los mismos derechos que otro ciudadano trabajador y leal tiene.

En los demás países del mundo, una traición se paga con prisión en las Democracias y con la muerte en las Dictaduras. Sin embargo, a pesar de que todos estos diputados, además de todo lo dicho anteriormente, se reunieron con líderes de gobiernos y organizaciones terroristas hostiles a Israel, siguen gozando de ciudadanía, sus bancas en el Parlamento y jugosos sueldos ¿Se conoce alguna situación parecida en otro país? Por lo menos yo, no supe de ninguna.

- Pasar del "asunto palestino" al "asunto iraní". O sea, Liberman considera que la fuente del terrorismo anti-israelí es el gobierno islámico fundamentalista y totalitario de Irán. Asegura que sin él, no existiría ni Hamás ni Hizballah, etc, por lo que las fronteras del país estarían mucho más seguras. Y, por supuesto, afirma que es fundamental frenar a la dictadura fascista iraní de obtener bombas atómicas, ya que el opresor Ahmadinejad llama a "borrar a Israel del mapa".

Israel es el único país judío del mundo, en el cual los judíos encontraron refugio de las persecuciones en Europa y en el Medio Oriente. Su tamaño es minúsculo y su voluntad de llegar a la paz, aunque tenga que achicar aún más su territorio, es mayúscula. En este Estado no se persigue a nadie por su religión, color o ideas. Sí deben tomarse medidas de seguridad, como lo haría (y hace) cualquier país del mundo y más cuando su existencia viva amenazada por locos extremistas. He llegado a escuchar que Israel debe sacar, incluso, los puestos de seguirdad ¿Para qué? ¿Para que los terroristas que quieren "tirar a los judíos al mar" cumplan con sus amenazas? Pueden esperar sentados.

Liberman quiere que Israel siga siendo un Estado judío y democrático ¿Es, acaso, esto repudiable? ¿Los judíos le piden a Turquía o Algeria que retiren el símbolo musulmán de sus banderas o que cambien sus himnos o no reconocen a Arabia Saudita como un Estado Islámico? Entonces ¿por qué Israel tiene que pedir disculpas por ello si se respetan los derechos de todos sus ciudadanos?

No podemos negar que hay muchísimos árabes israelíes que se oponen al terrorismo, a los diputados que dicen representarlos en la Knesset, que festejan "Iom Haatzmaut" (día de la independencia de Israel), que cantan el himno y que se sienten orgullosos de pertenecer a este país. Liberman no quiere retirarle a ellos la ciudadanía, bajo ningún punto de vista.

En las filas de "Israel Beyteinu", hay un recién electo diputado druso. Los drusos conforman una población minoritaria en Israel, así como en Jordania, Líbano y Siria. Su lengua madre es el árabe, se consideran musulmanes y, algunos de ellos, árabes también. Este pueblo se originó en el siglo diez, a raíz de una división en el Islam. Los que habitan en el Estado judío se consideran israelíes en todo sentido, incluso hacen el servicio militar y llegan a ser oficiales con altos rangos. Este diputado apoya contundentemente la propuesta de "sin lealtad, no hay ciudadanía"

El modo de expresarse de Avigdor Liberman es muy directo y, por momentos, no muy "político". Quizás por esa razón, lo acusen de extremista. Pero se ha llegado a decir que Liberman dijo que hay que "hacer con los palestinos lo que Estados Unidos hizo con Hiroyima y Nagazaki en la Segunda Guerra Mundial". Falso. Se refería al Hamás. No utilizó el término "palestinos", sino "Hamás". Destruír a este grupo terrorista es algo que, incluso, muchos palestinos quieren.

El método que quiere implementar en Israel Liberman (lo ha dicho en varias oportunidades) es el chipreota, o sea, cuando se dividió a la población griega y turca. Este sistema, dice el político israelí, no fue fácil de implementar y un tanto dramático en su realización, pero el resultado a la larga fue el fin de la violencia. Aparentemente, según Liberman, la convivencia entre ambos pueblos "bajo un mismo techo" es conflictiva, por lo que propone realizar una división (aunque no absoluta) sin echar a nadie, como he afirmado anteriormente. Los críticos de esta postura dicen que Chipre no es Israel y cada país merece su propio análisis y deben tomarse desiciones según la realidad interna y nada más. Puede ser cierto, puede que no. Puede que los opositores a Liberman tengan buenos argumentos para refutar las propuestas del polémico político o puede que el líder de "Israel Beyteinu" esté más acertado. Pero esto ya entra en un terreno de interpretaciones y opiniones personales, totalmente respetables. Lo que no se puede entender son las mentiras dichas acerca de su persona o de sus dichos.

Liberman falla a la hora de la propaganda. Su estilo habitual de no responder a las críticas infantiles que se le realizan como "fascista", "racista" o "extremista", genera que el mundo se lo crea (incluso varios israelíes). Si bien es cierto que la técnica de ignorar acusaciones infundadas y facilistas es, a veces, positiva, creo conveniente que en este caso, habrá que responder con altura y sin exagerar ni atacar verbalmente. Me parece que si Liberman quiere limpiar su nombre, deberá tomar medidas en este asunto de manera urgente. De lo contrario, no creo que vaya a superar los 15 mandatos nunca.

Ahora bien, el mundo critica a la derecha israelí y se indigna cuando les va bien en las elecciones. Sin embargo que haya ganado el grupo terrorista Hamás que llama al exterminio de los judíos, lo consideran un digno acto democrático. De todos modos, la Comunidad Internacional olvida que los que siempre trajeron paz o tranqulidad a Israel fueron líderes de los llamados "duros". Menahem Begin del partido Likud, por ejemplo, firmó la paz con Egipto a fines de los años 70. Rabin, si bien pertenecía a "Avodá" (un partido izquierdista), no era reconocido como un "blando" o una "paloma", sino hasta los tratados de Oslo en el 93 con Arafat y firmar la paz con Jordania en el 94. Lamentablemente, Rabin, fue asesinado por un extremista judío. Sharón, fue uno de los principales opositores a los acuerdos de Oslo y, sin embargo, como Premier israelí, desalojó la Franja de Gaza y algunos asentamientos de Cisjordania, habló acerca de la creación de un Estado palestino, se reunió en reiteradas posibilidades con el líder de la AP, Abú Mazen y hasta formó un partido político centrista (Kadima). Por lo tanto, los enemigos de Israel son los que deciden a los líderes del Estado judío. Siempre que hubo esperanza para la paz, la izquierda y el centro (los supuestos encargados de encabezar las negociaciones por la paz) se adjudicaban la mayoría de los votos para poder seguir con las conversaciones. No obstante, cuando los terroristas arruinaban todo proceso o avance hacia un Medio Oriente sin violencia, la derecha volvía al poder, pues la gente se cansaba de ofrecer una mano para la paz y que les claven un cuchillo por la espalda. Por esta razón, sólo los "duros" han alcanzado la paz.

Actualmente la situación no es una excepción. Después de retirarse de Gaza y de algunos asentamientos de Cisjordania y de querer seguir negociando más retiradas a cambio de paz, los terroristas no cesaron de arrojar misiles ni de realizar atentados suicidas, secuestraron tres soldados (uno en Gaza y dos en el Líbano), declarándole de esta manera, dos guerras a Israel. Toda esta caótica situación generó mucha rabia en la población israelí y el "Likud" pasó de 12 mandatos en la elección anterior a 27 en la última ¿Queda alguna duda de quién elige a los líderes en Israel?

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