Para los anales de la Historia
http://modelos.yagua.com/blogs/blog.php?id=538. Fotos de crueldadBush finaliza su gira por Oriente Medio sin acuerdos prácticos
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, y su homólogo estadounidense
El presidente se reunió con su homólogo egipcio Hosni Mubarak
El viaje concluye con un impulso a las conversaciones de paz y las provocaciones a Irán
César Muñoz Acebes sharm el sheij
La mayor gira del presidente de EE.UU., George W. Bush, por Oriente Medio, que acabó ayer, ha resultado en nuevas conversaciones de paz entre israelíes y palestinos, pero no en acuerdos prácticos, y en más tensión con Irán. Dar un impulso a las negociaciones en Tierra Santa era la meta dominante de un viaje que para muchos analistas suponía una asignatura pendiente de Bush, que no había pisado en el territorio más disputado del planeta en sus siete años en la Casa Blanca. Bush se hizo fotos llenas de simbolismo en la Mukata, la sede del gobierno palestino en Ramala (Cisjordania), a donde no había llegado ningún presidente de Estados Unidos. Y bajo la mirada del difunto Yaser Arafat, con quien Bush no quiso reunirse y quien lo observaba desde un retrato colgado sobre su cabeza durante una rueda de prensa, el presidente predijo, sin sombra de duda, un acuerdo de paz antes del fin de su mandato, en enero de 2008. Aún rodaba el presidente por los países del Golfo Pérsico cuando los hechos daban un aire de fábula a su pronóstico. Mientras, los milicianos palestinos de Gaza lanzaban sus cohetes sobre Israel y el ejército hebreo entraba con mano dura a la Franja, matando a una veintena de personas en dos días. El viaje de Bush no trajo consigo ni siquiera algún acuerdo menor, sobre facilitación del paso de civiles por los puestos militares israelíes en Cisjordania, por ejemplo, o alguna acción por las fuerzas palestinas para contener a los milicianos islamistas. Incluso mientras Bush pedía a Olmert que parara la expansión de los asentamientos, como marca la hoja de ruta, en el Este de Jerusalén las palas seguían removiendo tierra con este fin. La única noticia positiva ha sido el inicio del diálogo entre israelíes y palestinos sobre los temas de fondo del conflicto. Ver más
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, y su homólogo estadounidense
El presidente se reunió con su homólogo egipcio Hosni Mubarak
El viaje concluye con un impulso a las conversaciones de paz y las provocaciones a Irán
César Muñoz Acebes sharm el sheij
La mayor gira del presidente de EE.UU., George W. Bush, por Oriente Medio, que acabó ayer, ha resultado en nuevas conversaciones de paz entre israelíes y palestinos, pero no en acuerdos prácticos, y en más tensión con Irán. Dar un impulso a las negociaciones en Tierra Santa era la meta dominante de un viaje que para muchos analistas suponía una asignatura pendiente de Bush, que no había pisado en el territorio más disputado del planeta en sus siete años en la Casa Blanca. Bush se hizo fotos llenas de simbolismo en la Mukata, la sede del gobierno palestino en Ramala (Cisjordania), a donde no había llegado ningún presidente de Estados Unidos. Y bajo la mirada del difunto Yaser Arafat, con quien Bush no quiso reunirse y quien lo observaba desde un retrato colgado sobre su cabeza durante una rueda de prensa, el presidente predijo, sin sombra de duda, un acuerdo de paz antes del fin de su mandato, en enero de 2008. Aún rodaba el presidente por los países del Golfo Pérsico cuando los hechos daban un aire de fábula a su pronóstico. Mientras, los milicianos palestinos de Gaza lanzaban sus cohetes sobre Israel y el ejército hebreo entraba con mano dura a la Franja, matando a una veintena de personas en dos días. El viaje de Bush no trajo consigo ni siquiera algún acuerdo menor, sobre facilitación del paso de civiles por los puestos militares israelíes en Cisjordania, por ejemplo, o alguna acción por las fuerzas palestinas para contener a los milicianos islamistas. Incluso mientras Bush pedía a Olmert que parara la expansión de los asentamientos, como marca la hoja de ruta, en el Este de Jerusalén las palas seguían removiendo tierra con este fin. La única noticia positiva ha sido el inicio del diálogo entre israelíes y palestinos sobre los temas de fondo del conflicto. Ver más
Las nuevas muertes elevan a 6082 el número de fallecidos en el conflicto israelo-palestino desde el año 2000. Ver más
OpiniónEl reciente viaje de Bush a Oriente Medio: ¿crear un frente político-militar antiiraní?Por: Abel Samir (CIRCULO DE ESTOCOLMO).
El reciente viaje de Bush a Oriente Medio tiene dos finalidades fundamentales: la primera, dar un espaldarazo a la política de Israel en Palestina y la segunda, construir un frente anti-iraní. Ambas razones están desde luego, íntimamente ligadas e interrelacionadas.Aunque Bush no es un marxista, no hay duda que utiliza (seguramente por consejo de sus asesores) con cierta eficacia las contradicciones que existen entre estas dos grandes corrientes de la religión musulmana para sus fines particulares de dominación. Atacar a Irán (la sede central de la secta chiíta) sin una provocación es, sin lugar a dudas, totalmente impopular a los ojos de las grandes masas árabes y otras de Oriente Medio, tanto chiítas como sunitas. Las contradicciones que existen entre estas dos líneas de la religión musulmana no siempre ha sido motivo de enfrentamientos armados. De hecho, en muchos países musulmanes coexisten ambas corrientes y la gente vive sin recurrir a la violencia para dirimir sus dificultades o diferencias. Pero Bush intenta separar ambas corrientes y ponerlas una contra la otra para obtener dividendos favorables a su geopolítica en Oriente Medio.En Irak esta política le ha dado un cierto resultado positivo toda vez que el actual gobierno pronorteamericano a pedido de USA permitió el regreso a los cargos públicos de las personas sunitas que antes formaban parte del aparato administrativo y burocrático del gobierno de Sadam. Esa era, en parte, la estrategia que llevaba Bush para lograr disminuir la resistencia armada en Irak contra las tropas invasoras. Sin lugar a dudas que el extremismo religioso de Al Kaeda influyó también en que muchos grupos de resistencia integrados por sunitas se volcasen contra esta organización recibiendo de parte de USA armas y dinero, dada la cesantía y la pobreza general en la que está hoy sumida la población de ese país. Era también de interés norteamericano que los sunitas cesaran de resistir militarmente y que aceptasen la ocupación. Al parecer, una parte importante de los sunitas han dejado de atacar a los marines y se han enfrascado en luchas contra los integrantes de Al Kaeda que, hoy por hoy, no constituye una fuerza pequeña, sino más bien fuerte y muy bien organizada. Además, existen todavía sectores sunitas que son sus aliados dentro y fuera de Irak. Sin el apoyo sunita Bush se ve imposibilitado de agredir a Irán. Piensa que neutralizados los sunitas, las posibilidades de resistencia los marines de los combatientes chiítas sería menor y tendría más tropas con las manos libres para emplearlas eventualmente contra Irán.En un principio, el mejor apoyo a su política en Irak provenía tanto de los kurdos como de los chiítas del sur que integraron el gobierno actual. Posteriormente, una parte importante de los chiítas continuó resistiendo a los invasores y, sin lugar a dudas, de alguna forma son apoyados por Irán, aunque no hay pruebas de que ese apoyo sea mediante armas, explosivos y municiones. La influencia de Irán en el sur de Irak es grande y muy difícil de erradicar. En una guerra contra Irán, esa gente se volcará a apoyar activamente a ese país. Se transformarán en una quinta columna dentro del territorio iraquí contra los marines norteamericanos. La lucha guerrillera se intensificará indudablemente. Y allí está la importancia que los norteamericanos le dan a los combatientes sunitas, ex-miembros de la Guardia Republicana. Les interesa el apoyo de los sunitas iraquíes para neutralizar a los chiítas proiraníes. Esta es una de las razones que determinan la persistencia de fuerzas de ocupación norteamericanas hoy en Irak, aunque se hable de una pronta disminución, pero no de un término de la ocupación.La visita de Bush pasa por tratar de convencer a sus aliados árabes (en su gran mayoría compuestos por estados monárquicos antidemocráticos) de participar en un frente unido contra Irán. Bush sostiene que Irán es hoy y también en el futuro el peligro mayor que existe en Oriente Medio. ¿De cuál peligro se trata? ¿Qué Irán produzca la bomba nuclear y la emplee contra sus enemigos, especialmente Israel? Cualquier político o militar con conocimientos en la materia y medianamente inteligente sabe que una guerra atómica no es posible cuando ambos bandos poseen esas terribles armas del fin del mundo. Y en esa zona Israel es una potencia nuclear, además de las armas nucleares que poseen sus aliados Inglaterra, Francia y USA. Es totalmente absurdo siquiera pensar que los iraníes, así desarrollen el arma nuclear, vayan a hacer uso de ella. Eso sería el fin del mundo. Y los iraníes son gente bastante inteligente como para no dar ese paso. Pero, por otro lado, el poseer el arma nuclear y misiles de larga distancia es como un seguro de vida para no ser agredido ni por Israel, USA o alguno de sus aliados.Pero, ¿qué teme USA realmente? El temor está en que Irán se fortalezca demasiado y se desarrolle a tal nivel tecnológico que sea imposible someterla a la política de dominio que desarrolla USA. Y USA necesita dominar los Estados de esa importante zona estratégica, tanto por ser la puerta de Asia como por ser una zona rica en energéticos, los cuales se hacen más necesarios para la economía de USA y mundial. El cierto grado de recesión económica alcanzado actualmente por USA puede agravarse si el precio del petróleo sigue subiendo. Ya declaró Bush que va a conversar con los empresarios saudíes sobre el elevado precio del crudo que hace sufrir la economía norteamericana. Y USA debe asegurarse de que el petróleo siga llegando a ese país por largo tiempo y a un precio más bajo. Irán boicotea el dólar norteamericano contribuyendo directamente a su caída. Además, Irán hasta ahora no ha demostrado deseos de someterse a la política norteamericana y lleva una política independiente que no es del agrado de USA. Asimismo, Irán está cayendo más bajo la influencia geopolítica de Rusia y de China, lo que debilita la posición norteamericana lograda gracias al derrumbe de la URSS que tenía tanta influencia en esa zona en la década de los setenta del siglo pasado. La lucha de las grandes potencias por dominar al mundo no ha terminado como se dice normalmente. USA quiere asegurarse el dominio absoluto de la Tierra, así sea directa o indirectamente. Indirectamente a través de Estados aliados o Estados sometidos. El corazón de Europa está en litigio. Una vez sostuve en un artículo sobre la integración latinoamericana que la UE llamaría a la puerta de Ucrania y Georgia. Y ya en Georgia la gente junto con elegir al nuevo gobierno, votaron recientemente por una gran mayoría solicitar el ingreso a la OTAN. Un paso muy preocupante para Rusia que va perdiendo terreno en el Mar Negro. Sin duda que hay en todo esto razones geopolíticas que no se pueden desestimar. La “Guerra Fría” supuestamente terminó, pero en la práctica sigue existiendo, porque hay un duro bregar por dominar zonas importantes, sobre todo las zonas productoras de minerales estratégicos como el uranio y los energéticos.Indudablemente que la situación en Oriente Medio es cada vez más compleja. Si bien es cierto en Irak USA ha logrado un cierto respiro, el problema de Líbano Y Palestina está que arde. Y ya no se trata simplemente de chiítas contra sunitas. De hecho Hamás (un movimiento sunita) es apoyado por Irán, así como Hizbollá de Líbano que es chiíta. En Siria conviven los chiítas y los sunitas en armonía y la mayoría son antinorteamericanos y antiisraelíes.Pero el esfuerzo de Bush no ha logrado resultados muy positivos. Si bien es cierto le ha prometido una gran venta de armas a su principal aliado árabe, Arabia Saudita (con gran preocupación de parte de Israel), el príncipe y primer ministro de ese país, Saud Al-Faisal, ha dicho que tiene grandes reservas sobre la provocación de Irán enunciada por Bush. Además ha manifestado que el problema nuclear de Irán no puede ser solucionado ni por Arabia Saudita ni por Francia. Ahora eso es lo manifestado por él, pero no sabemos hasta dónde está dispuesto a apoyar a Bush en su próxima aventura en la zona. Afirma que la negativa de Irán de someterse a los dictados de las NU, que no es otro que la política impuesta por USA, es contrario a los intereses de la zona.
'La gira de Bush a Medio Oriente no tendrá efecto en relaciones entre Israel y Palestina'
El internacionalista Farid Kahhat afirmó que la gira por Medio Oriente del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, no tendrá mayor efecto en el impulso de las negociaciones para lograr la paz entre Israel y Palestina, porque su capacidad para ejercer presión sobre las partes es muy limitada."Además, lo esencial es la voluntad de las partes de llegar a un acuerdo, en particular de la potencia ocupante que es Israel. Si esa voluntad no existe, las acciones del gobierno norteamericano no van a modificar el conflicto", agregó el especialista en diálogo con elcomercio.com.pe.Kahhat aseguró que a esta situación se suman los cuestionamientos en torno a los intereses reales del viaje. Señaló que el periplo solo sería un medio para lograr un fin ulterior: captar el apoyo de algunos estados árabes para una eventual acción contra Irán.Asimismo, indicó que Bush estaría buscando réditos políticos, ya que después de siete años de gestión "tiene muy pocos logros que mostrar". "Condujo mal la guerra en Iraq, la economía está entrando en recesión y, claro, necesita un elemento como este (la paz entre Israel y Palestina) que le permita limpiar su imagen", sostuvo.En torno a los actuales candidatos a la Presidencia de Estados Unidos y su relación con el Medio Oriente, el internacionalista indicó que el demócrata Barak Obama es el que ha tenido las expresiones "más favorables" para buscar una solución pacífica al conflicto israelí-palestino. "Si es consecuente con lo que dijo, en la eventualidad que fuera elegido, creo que Obama sería el candidato que ofrecería mejores perspectivas para la región", culminó.Hoy, miércoles, George W. Bush concluyó su gira por Medio Oriente tras reunirse con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, en la estación balnearia de Charm el Cheij, a orillas del mar Rojo.
George W. Bush y el conflicto palestino-israelí: ¿Puede resolverse en doce meses lo que no se ha hecho en años?
Miguel Rivero, Lisboa
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El presidente norteamericano George W. Bush (izq.), junto al primer ministro israelí Ehud Olmert, durante la ceremonia de bienvenida al primero en Israel. (AP)
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Teherán dice que Bush no ha podido 'limitar el poder divino' iraní en el Golfo Pérsico
Olmert dice que Israel no excluye ninguna opción para impedir un Irán nuclear
El presidente norteamericano George W. Bush se ha acordado súbitamente de los sueños de su niñez, cuando su personaje favorito era Supermán. Se ha lanzado en una campaña para demostrar todo lo que se puede hacer en el último año de mandato.
Así llegó al Medio Oriente, para complicar el poco prestigio que le queda prometiendo que resolverá en un año el conflicto entre israelíes y palestinos. Su plan consiste en discursos llenos de advertencias para unos y amenazas veladas para otros. Da la impresión de proyectar muchas ideas, algunas hasta contradictorias.
Tal parece que Bush y sus más cercanos asesores han olvidado que el proceso de paz en la volátil región comenzó con la Conferencia de Madrid, en 1991, y siguió con los Acuerdos de Oslo, con el mutuo reconocimiento entre Israel y la entonces Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Hasta existió una denominada Hoja de Ruta para llevar adelante el proceso. Desde entonces, han pasado más de 16 años de altibajos y miles de muertos.
Se podría argumentar que, con la muerte de Yaser Arafat (y teniendo ahora como presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) al pragmático Mahmud Abas, que ha logrado evidentemente un cierto acercamiento con el primer ministro israelí, Ehud Olmert), bastarían algunos consejos y advertencias "severas" de parte de Bush para que el proceso se acelerase al máximo y el inquilino de la Casa Blanca terminara su mandato con un acuerdo de paz viable entre palestinos e israelíes.
De esta forma quedaría en la historia no como el presidente que llevó unilateralmente a su país a una intervención militar en Irak —que se ha convertido en una verdadera debacle—, sino como el estadista que consiguió la solución de un conflicto que parecía no tener fin a la vista. Puro espejismo.
Viejo conflicto, nuevos problemas
Estratégicamente, Bush tiene razón cuando cree que, si se soluciona el conflicto palestino-israelí, se restaría un motivo a los grupos terroristas islámicos que justifican sus actos con la defensa de los palestinos.
En este caso concreto, el presidente de la ANP mantiene el control en determinado territorio de las tierras palestinas; pero en la Franja de Gaza mandan los radicales de Hamás, ganadores de las elecciones en 2006, que lanzan cohetes, casi de forma sistemática, contra zonas civiles israelíes.
Ya el primer ministro de Israel advirtió que "no habrá paz, si hay terrorismo". Mientras, los líderes de Hamás insisten en no reconocer al Estado judío y rechazan la negociación.
¿Qué puede hacer el presidente de la ANP para recuperar esa parte del territorio palestino?
Antes de cualquier tipo de acuerdo duradero, tienen que ser desmanteladas las milicias de Hamás. Este movimiento también debería ceder el control de Gaza a la ANP. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
La fórmula de Bush parece fácil. Según el mandatario norteamericano, se trata de fortalecer la seguridad palestina con las fuerzas de seguridad que controla la ANP, para luchar contra los extremistas. Específicamente, mencionó la necesidad de su "modernización". ¿Cuánto tiempo llevaría este proceso? ¿Será Estados Unidos el que asuma esta tarea? ¿Aceptará de buen grado el gobierno israelí este proceso, sin temer que en algún momento esto se vuelva contra los intereses de Tel Aviv?
Por otro lado, la historia ha demostrado que los israelíes responden de manera desproporcionada, cuando uno o dos mártires fanáticos palestinos han conseguido burlar los controles y cometen un atentado. Una acción así es suficiente para echar por tierra cualquier acuerdo de paz, incluso aunque algo se hubiera adelantado en ese camino.
Según el diario francés Le Monde, nunca antes han sido tan cercanas las relaciones de Estados Unidos con Israel, "hasta el punto de que algunos analistas le consideran el 51 Estado de la Unión".
En cuanto a las ideas de Bush acerca de la solución del problema, hay un concepto que no es nuevo. El 24 de junio de 2002, el presidente norteamericano ya había lanzado la propuesta de crear un Estado palestino "viable, continuo, soberano e independiente". ¿Por qué demoró cerca de cinco años en proseguir esa tarea, que ahora desea acelerar a toda costa? Son los misterios de la errática política internacional que ha caracterizado a la presente administración de la Casa Blanca.
Las encuestas realizadas después que Bush presentara la propuesta muestran que el 80% de los israelíes considera que caerá en saco roto. Entre los palestinos se acercaba al 100% de los escépticos.
El peligro iraní
La otra parte de la gira, Bush la dedicó al presidente iraní, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, repartiendo severas amenazas; al mismo tiempo que se cerraban jugosos contratos de venta de armas a los aliados de la región, para hacer frente a cualquier error de cálculo de Teherán.
Es público y notorio que Ahmadineyad está comprometido con hacer desaparecer del mapa al Estado judío. Mientras, Olmert ha advertido que cuenta con medios militares para responder a cualquier provocación que venga de la parte iraní.
Con estos antecedentes, podría bautizarse la extensa gira de Bush como "un sueño de invierno"—mucho más su intención de resolver en doce meses el viejo conflicto palestino-israelí. A pesar de las buenas intenciones.
Olmert dice que Israel no excluye ninguna opción para impedir un Irán nuclear
El presidente norteamericano George W. Bush se ha acordado súbitamente de los sueños de su niñez, cuando su personaje favorito era Supermán. Se ha lanzado en una campaña para demostrar todo lo que se puede hacer en el último año de mandato.
Así llegó al Medio Oriente, para complicar el poco prestigio que le queda prometiendo que resolverá en un año el conflicto entre israelíes y palestinos. Su plan consiste en discursos llenos de advertencias para unos y amenazas veladas para otros. Da la impresión de proyectar muchas ideas, algunas hasta contradictorias.
Tal parece que Bush y sus más cercanos asesores han olvidado que el proceso de paz en la volátil región comenzó con la Conferencia de Madrid, en 1991, y siguió con los Acuerdos de Oslo, con el mutuo reconocimiento entre Israel y la entonces Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Hasta existió una denominada Hoja de Ruta para llevar adelante el proceso. Desde entonces, han pasado más de 16 años de altibajos y miles de muertos.
Se podría argumentar que, con la muerte de Yaser Arafat (y teniendo ahora como presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) al pragmático Mahmud Abas, que ha logrado evidentemente un cierto acercamiento con el primer ministro israelí, Ehud Olmert), bastarían algunos consejos y advertencias "severas" de parte de Bush para que el proceso se acelerase al máximo y el inquilino de la Casa Blanca terminara su mandato con un acuerdo de paz viable entre palestinos e israelíes.
De esta forma quedaría en la historia no como el presidente que llevó unilateralmente a su país a una intervención militar en Irak —que se ha convertido en una verdadera debacle—, sino como el estadista que consiguió la solución de un conflicto que parecía no tener fin a la vista. Puro espejismo.
Viejo conflicto, nuevos problemas
Estratégicamente, Bush tiene razón cuando cree que, si se soluciona el conflicto palestino-israelí, se restaría un motivo a los grupos terroristas islámicos que justifican sus actos con la defensa de los palestinos.
En este caso concreto, el presidente de la ANP mantiene el control en determinado territorio de las tierras palestinas; pero en la Franja de Gaza mandan los radicales de Hamás, ganadores de las elecciones en 2006, que lanzan cohetes, casi de forma sistemática, contra zonas civiles israelíes.
Ya el primer ministro de Israel advirtió que "no habrá paz, si hay terrorismo". Mientras, los líderes de Hamás insisten en no reconocer al Estado judío y rechazan la negociación.
¿Qué puede hacer el presidente de la ANP para recuperar esa parte del territorio palestino?
Antes de cualquier tipo de acuerdo duradero, tienen que ser desmanteladas las milicias de Hamás. Este movimiento también debería ceder el control de Gaza a la ANP. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
La fórmula de Bush parece fácil. Según el mandatario norteamericano, se trata de fortalecer la seguridad palestina con las fuerzas de seguridad que controla la ANP, para luchar contra los extremistas. Específicamente, mencionó la necesidad de su "modernización". ¿Cuánto tiempo llevaría este proceso? ¿Será Estados Unidos el que asuma esta tarea? ¿Aceptará de buen grado el gobierno israelí este proceso, sin temer que en algún momento esto se vuelva contra los intereses de Tel Aviv?
Por otro lado, la historia ha demostrado que los israelíes responden de manera desproporcionada, cuando uno o dos mártires fanáticos palestinos han conseguido burlar los controles y cometen un atentado. Una acción así es suficiente para echar por tierra cualquier acuerdo de paz, incluso aunque algo se hubiera adelantado en ese camino.
Según el diario francés Le Monde, nunca antes han sido tan cercanas las relaciones de Estados Unidos con Israel, "hasta el punto de que algunos analistas le consideran el 51 Estado de la Unión".
En cuanto a las ideas de Bush acerca de la solución del problema, hay un concepto que no es nuevo. El 24 de junio de 2002, el presidente norteamericano ya había lanzado la propuesta de crear un Estado palestino "viable, continuo, soberano e independiente". ¿Por qué demoró cerca de cinco años en proseguir esa tarea, que ahora desea acelerar a toda costa? Son los misterios de la errática política internacional que ha caracterizado a la presente administración de la Casa Blanca.
Las encuestas realizadas después que Bush presentara la propuesta muestran que el 80% de los israelíes considera que caerá en saco roto. Entre los palestinos se acercaba al 100% de los escépticos.
El peligro iraní
La otra parte de la gira, Bush la dedicó al presidente iraní, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, repartiendo severas amenazas; al mismo tiempo que se cerraban jugosos contratos de venta de armas a los aliados de la región, para hacer frente a cualquier error de cálculo de Teherán.
Es público y notorio que Ahmadineyad está comprometido con hacer desaparecer del mapa al Estado judío. Mientras, Olmert ha advertido que cuenta con medios militares para responder a cualquier provocación que venga de la parte iraní.
Con estos antecedentes, podría bautizarse la extensa gira de Bush como "un sueño de invierno"—mucho más su intención de resolver en doce meses el viejo conflicto palestino-israelí. A pesar de las buenas intenciones.
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