La antigüedad de esta costumbre. El derramamiento de sangre durante un asalto da principio a una riña de sangre, la que puede prolongarse por muchos años. La base para esta riña es una cos¬tumbre o ley que es común entre los pueblos semíticos. La unidad social entre estos pueblos es la tribu o el clan. Los miembros de cualquiera tribu tienen la obligación de castigar a quien quiera que haga mal a un miembro de su clan. La sangre de un miembro que haya sido asesinado de su tribu "clama. . . desde la tierra” (Gén. 4:10), y el hombre pariente más cercano tiene la obligación especialmente de vengar su muerte. En tiempos antiguos en lugar de que el Estado ejecutara al asesino, venía a ser la obligación de su pariente vengar la muerte de su familiar. La ley de Moisés reconocía este derecho del pariente, pero protegía a la persona que mataba a otra por accidente y no de propósito, y por eso estaban establecidas lis ciudades de refugio, a donde tal persona podía huir y recibir justicia. "Estas seis ciudades serán para acogimiento a los hijos de Israel, y al peregrino, y al que morare en ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro por yerro” (Núm 35:15). Pero estas ciudades de refugio no protegían a un asesino que lo fuera realmente. Pues él era entregado al pariente para que ejerciera la venganza. El vengador de sangre (i. e., el pariente) él mismo debía matar al asesino: "cuando lo encontrare, él le matará" (Núm. 35:19).
Aplicación del principio en tiempos bíblicos. Las tribus árabes beduinas en la actualidad se gobiernan a sí mismas de acuerdo con las antiguas Costumbres y leyes. Toda la tribu participa con el pa¬riente en la responsabilidad de vengar la sangre derramada. Estos viejos reglamentos necesitan conocerse para poder tener un entendi¬miento de lo que aconteció en el libro 2 Samuel, capítulo 21. Una hambre vino a la tierra de David por tres años consecutivos, y cuando David preguntó al Señor la causa de ello, el Señor le contestó: "Es por Saúl, y por aquella casa de sangre; porque mató a los Gabaonitas” (2 Sam. 21:1). El rey Saúl había quebrantado el convenio que Israel había hecho con los gabaonitas, y había cruelmente asesinado a mu¬chos de ellos. Como una tribu oriental, esta banda de hombres sin¬tióse obligada a vengar el crimen de Saúl, pero no halló oportunidad para hacerlo. De acuerdo con la ley del pariente, comúnmente acep¬tada entre ellos, ya que el culpable estaba muerto, cierto número de sus descendientes deberían pagar la pena por el crimen. Así la muer¬te de siete hombres descendientes de Saúl reconciliaba por el pe¬cado de Saúl, en lo que interesaba a esta tribu.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Sus aportes son importantes. Gracias