El señor Ahmed Abu Al Gueit, ?el elocuente? ministro de Exteriores egipcio pidió a los árabes, en una entrevista en la cadena Al Arabiya, que no presentasen al Consejo de Seguridad una resolución contundente, que eligiesen sus expresiones con sumo cuidado, sin condenar a Israel por su ataque para lograr una resolución equilibrada y equidistante en reproches a ambas partes, es decir igualar al verdugo y a la víctima. Se reafirmó en la necesidad de culpar a la víctima y a los misiles de la resistencia.
Esperábamos muchas sorpresas de este tiempo de servilismo árabe que vivimos, pero no nos podíamos ni imaginar al jefe de la diplomacia del país árabe más grande, cuyo pueblo ha sacrificado a miles de mártires defendiendo el derecho árabe e islámico en Palestina, que pida una resolución de Naciones Unidas en la que no se condene el deleznable ataque israelí que se ha cobrado la vida de cuatrocientos seres humanos, de los cuales al menos una cuarta parte son niños y civiles.
Las masivas protestas de las que han sido testigo las calles árabes e islámicas y las concentraciones ante las embajadas del régimen egipcio, que no las embajadas del pueblo egipcio, han repetido contundentes eslóganes de condena. Es la respuesta al señor Abu al Gueit, a su presidente y a todos los cómplices de la agresión israelí.
Hay quienes dudan de los resistentes de la franja de Gaza, y justifican su ominoso desinterés en responder a los llamamientos de los heridos y de los que han perdido a sus hijos diciendo que las facciones de la resistencia están siguiendo «la agenda iraní». ¿Desde cuándo la resistencia a la ocupación forma parte de una agenda iraní o extranjera? ¿No se avergüenzan los que repiten este tipo de acusaciones, que además deberían saber que la resistencia palestina surgió en la época en la que el sha gobernaba Teherán, en cuyo corazón se albergaba la mayor embajada israelí?
Son los mismos que acusaron a la resistencia islámica del sur del Líbano, y aún continúan, con sus odiosos reproches sectarios. Minimizaron su heroica victoria en el sur del Líbano al hacer frente al ataque israelí. Se produjo un milagro que impidió lograr sus objetivos a los ejércitos de apisonadoras, a pesar de haber costado cientos de millones y de los oropeles de sus generales.
Las carpas de festejos de la Liga Árabe y los palacios de los gobernantes árabes estaban prestas para celebrar la derrota de la resistencia y la caída de sus líderes bajo el peso de las cien toneladas de explosivos que lanzaron los aviones israelíes en su primer día de ataque. Pero la resistencia no izó la bandera de la rendición y continúa aguantando. No se dobló ante sus exigencias ni teme a los misiles israelíes. Os damos un aviso: mejor desmontadlas deprisa porque los festejos que queréis celebrar sobre los cadáveres de los niños mártires no llegará. Aunque quizá se conviertan en breve en carpas de verdadera celebración: la caída de vuestros regímenes después de que haya caído toda lógica patriótica, la calle árabe no va a excusar esta complicidad sin tapujos.
Ellos esperan que los tanques israelíes machaquen los huesos de más niños, destruyan más casas sobre las cabezas de sus habitantes, después de que los aviones israelíes no hayan sido capaces de encontrar nuevos objetivos que bombardear. Tienen la esperanza de que estos tanques israelíes acaben con el largo sufrimiento de esperar la rendición de la resistencia, una vez que los aviones y misiles israelíes no han logrado este enfermizo deseo.
Las gentes de Gaza se enfrentan tan solo con sus fuerzas a la labor de resistir este ataque. Son los elegidos para esta misión heroica, tal y como fueron elegidos sus hermanos en el campamento de Yenín en Cisjordania? sí, los elegidos.
Sabemos de sobra que Gaza no es la capital de ningún gran imperio, como también sabemos que quien la defienden no tienen más que sus corazones llenos de fe y que pocos, muy pocos de ellos, han podido escamotear armas a través de los túneles de la ciudad de Rafah. Pero hay que recordar que Acre, ciudad hermana de Gaza en el norte, derrotó a Napoleón Bonaparte y su campaña francesa que hizo pedazos sus murallas, después de que dicha campaña militar ocupase las capitales árabes corrompiendo a sus gobernantes que se plegaron pidiendo su protección.
Una resistencia legendaria que ha puesto al descubierto la verdadera cara de este enemigo que encarna valores como el asesinato y la destrucción, que se hace fuerte a costa de los niños y el cerco. En una guerra de una sola dirección el pequeño tiene claro antes que el grande que no son equiparables.
Solo ahora, después de que hayan muerto y herido a miles se ha abierto el paso de Rafah a la ayuda árabe. ¿Dónde estaba esta ayuda hace semanas, por no decir meses? ¿Por qué se ha abierto el paso de Rafah a los heridos en lugar de masacrarlos? ¿O es que pretenden recibir a los mártires de la Franja del último conflicto en su camino al encuentro con su Señor?
La noche de la gente de Gaza se acerca a su fin, llega con honestidad, resistencia y dignidad, con los primeros rayos del amanecer aparecerá una imagen luminosa, brillante de una de las batallas más nobles que han luchado los árabes, una batalla que nos recuerda las batallas de los albores del islam. Por su parte la noche de los regímenes será larga, para vosotros la oscuridad y para nosotros el día.
(Artículo traducido por Al Fanar Traductores en www.boletin.org)
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