El Centro de Investigación sobre el Antisemitismo (ZFA), de la Universidad Técnica de Berlín, ha programado una conferencia el 8 de diciembre titulada “El concepto del enemigo musulmán - el concepto del enemigo judío”. En la publicidad de esta conferencia, la ZFA escribe que el “paradigma” de las acusaciones contra los musulmanes ya se conoce por “la historia del antisemitismo”. Parece que los organizadores sienten que existe una equivalencia moral entre la variedad de prejuicios descritos como islamofobia y el antisemitismo. Esta es una deriva peligrosa, en particular en Alemania, que ha contemplado la manifestación de la quintaesencia del antisemitismo en los tiempos modernos.
Completamente a parte del hecho de que el judaísmo abarca tanto una raza (N.P: más bien un conjunto étnico-cultural) y una religión, mientras que el Islam estrictamente es una religión, el antisemitismo es diferente a otras formas de prejuicios o de racismos. Considerando la visión de los negros de los racistas, cuando por ejemplo sostienen que están “por debajo de los blancos”, la visión de los antisemitas, por contra, es que los judíos “planean gobernar y dominar el mundo”. El “Lobby pro-Israel”, de los académicos americanos John Mearsheimer y Stephen Walt, es sólo un ejemplo más de este punto de vista.
El antisemitismo fue el motivo del Holocausto. Esos crímenes sin precedentes combinan el odio al judío religioso [antijudaísmo], pseudo teorías científicas raciales [antisemitismo racial], y el moderno antisemitismo en todas sus formas, incluida su amplia cosmovisión. Es esa propia cosmovisión antisemita la que distingue el antisemitismo del racismo.
Esta irracionalidad a escala mundial no es nueva. Ya en 1543, Martin Luther culpó a los judíos de casi todos los males de la tierra.
Más tarde, a principios del siglo XX, “Los Protocolos de los Sabios de Sión” hicieron su aparición. Este pobre falsificación rusa tuvo un impacto significativo en el pensamiento europeo, y particularmente en el alemán, y ahora mismo es un tema candente dentro del mundo musulmán. En él, los judíos no son presentados como una especie de seres humanos de segunda clase, como es el caso de otros dentro del pensamiento racista. Por el contrario, son vistos como aspirantes a ser los amos y los dueños del mundo, como algo maligno, el poder oculto detrás de todo. Los Protocolos sostienen que los judíos dominan y controlan los medios de comunicación, organizan las guerras y controlan los sistemas financieros nacionales. Una de las aseveraciones más decididamente extrañas es la de que los judíos organizan la construcción de metros o vías subterráneas (son novedades en ese momento en Nueva York o Londres), con el fin de socavar literalmente esas sociedades.
Ningún otro grupo humano ha sido culpado de tal maremagnum de “males”: el capitalismo, el comunismo, el liberalismo y el humanismo. Ninguna de esas acusaciones antisemitas son utilizadas hoy en día contra los musulmanes. De hecho, los terroristas islámicos utilizan esos bulos en un intento de justificar sus acciones anti-judías.
El racismo contiene una dimensión racional, su utilización para justificar una explotación es un objetivo central. El antisemitismo, con su irracional e implacable dimensión genócida, es totalmente diferente. Además, existen algunos islamistas que propugnan abiertamente la conquista de Europa, de Occidente y del mundo. No obstante, el mayor absurdo de los Protocolos es que los judíos nunca han reclamado dicho objetivo.
Equiparar el antisemitismo con el racismo, y sobre todo, intentar trazarle un paralelo con el término islamofobia (una palabra inventada por la República Islámica del Irán) es peligroso. No tiene nada que ver con la investigación académica, ni con un examen preciso de la realidad, ni con las significativas amenazas planteadas por la Jihad islámica.
Un centro dedicado al estudio del antisemitismo debe ser consciente de estos hechos, y no equiparar el antisemitismo con la islamofobia, o con otras formas de prejuicios. Este tipo de filosofía relativista postmoderna es sólo otra forma de negarse a investigar el antisemitismo como un fenómeno sui generis.
Si el Centro de Investigación sobre el Antisemitismo (ZfA) y su director, el profesor Wolfgang Benz, realmente creen que los musulmanes viviendo actualmente en Alemania se ven amenazados como lo fueron los judíos, están muy mal informados. Si el ZfA equipara el antisemitismo con la crítica de la Jihad islámica, esta sería la señal del final de una investigación seria sobre el tema al menos en ese centro.
Clemens Heni - Jerusalem Post
Traducción : Safed-Tzfat
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