Malta, veinticinco siglos de historia
WILLIAM NAVARRETE
MEGALICOS DE MNAJDRA (2,700 ADC) EN MALTA
VITTORIA ISLA DE GOZO EN EL ARCHIPIELAGO DE MALTA
Malta, mestizaje de cultura
El archipiélago maltés está formado por dos islas mayores (Malta y Gozo), una de pequeña extensión (Comino) y tres islotes despoblados. Su posición estratégica --en el corazón del Mediterráneo, a escasos kilómetros de Sicilia, Túnez y el norte de Libia-- permitió que desde épocas remotas el hombre dejara su impronta en él.
La historia de Malta se remonta al Neolítico (5000 a. de C.) en que comenzó el poblamiento de estas islas. Los célebres templos megalíticos de Malta y Gozo datan de un período que se extiende del 3500 hasta el 2200 a. de C. Dichos templos son, en su género, los que mejor se conservan en el mundo y permiten un estudio evolutivo de este tipo de construcciones prehistóricas. En ellos se han encontrado gran cantidad de esculturas (como la célebre Venus durmiente y la gigantesca Diosa de la Fertilidad de Tarxien), objetos de culto, cerámica y otros objetos utilitarios expuestos hoy en el célebre Museo Arqueológico de La Valletta, en la arteria principal de la capital del país.
De ellos, los de Hagar Quin y Mnajdara --muy próximos el uno del otro--, en el sur de la isla de Malta; el de Tarxien, en la localidad de este nombre; así como el de Ggantija, en la isla de Gozo, son los más relevantes. La antigüedad y el estado físico de los mismos los sitúan en posición privilegiada con respecto a otros enclaves megalíticos de relieve como el de Carnac (Francia) y el de Stonehenge (Gran Bretaña).
Por otra parte, en la localidad de Paola, a pocos minutos de la capital, el Hipogeo de Hal Saflieni (2500 a. de C.), declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, se presenta como una sucesión de galerías artificiales cavadas por el hombre prehistórico con fines religioso y habitacional. La fragilidad e importancia de este monumento ha obligado a limitar a 80 personas por día el número de visitantes. En períodos de alta afluencia turística a la isla se recomienda al turista que reserve con antelación la entrada al mismo.
Sucesivamente ocupada por los fenicios, los cartagineses y los romanos, Malta se convierte en centro neurálgico de las rutas comerciales del Mediterráneo y en punto estratégico para el control de la región. Una villa romana en muy buen estado de conservación se erige entre las ciudades de Rabat y Mdina. De la época romana data también el primer acontecimiento histórico de la isla relacionado con la historia de Occidente: el naufragio de San Pablo, quien cristianizó a Publius (gobernador romano de Malta) y a muchos de sus habitantes. En la localidad de Rabat puede visitarse la célebre gruta de San Pablo, lugar donde se refugió el evangelizador cuando huía de la persecución de que era víctima por parte de los romanos. También las llamadas catacumbas de San Pablo y Santa Agata, impresionantes enterramientos subterráneos preparados por los primeros cristianos entre los siglos I y IV d. de C; así como la Iglesia de San Pablo el Náufrago, en La Valletta, donde se conservan importantes reliquias relacionadas con la vida del apóstol.
El año 870 marca el fin de la dominación de Roma sobre la isla y da inicio al período de ocupación árabe que se extenderá hasta la ocupación siciliana de 1090. Los árabes marcaron la lengua oficial y vehicular del país actual: el maltés, única lengua del mundo de origen semítico que se escribe con caracteres latinos. De este período sobreviven también las toponimias de muchas ciudades, como Rabat y Mdina (que significa ''ciudad'' en árabe). Esta última, verdadera joya arquitectónica y primera capital de Malta, sede de la Catedral San Pablo. Además de imponentes murallas y una arquitectura homogénea, Mdina posee el título emblemático de ''Ciudad Noble'', pues en ella vivió durante siglos la nobleza maltesa siempre opuesta al poderío de los Caballeros Hospitalarios de la Orden de Malta, quienes, expulsados de Rodas por los turcos, se establecieron, por concesión de Carlos V de España, en las ciudades de Vittoriosa y luego La Valletta, a partir de 1530.
La imagen que ofrece la ciudad de La Valletta es la de bastión inexpugnable. Su posición --sobre una península bañada por dos bahías de estrecho acceso-- facilitó la construcción de un sistema defensivo imponente a partir de 1565 (año del Gran Sitio de Malta por los turcos), ordenado por el francés Jean Parisot de La Vallette, Gran Maestre de la Orden, cuyo apellido dio nombre a la capital. Hoy día, los castillos de San Elmo, San Angel, San Miguel, Manuel, Tigne, San Roque y Rinella, además de un sinnúmero de bastiones amurallados, ofrecen uno de los sistemas defensivos más perfectos del mundo. Para tener una idea de su disposición es imprescindible asomarse a las terrazas del jardín de Upper Barracca, a unos pasos de la Puerta de La Valletta, desde donde se pueden apreciar la configuración del Gran Puerto de Malta y de las tres penínsulas que defienden, desde la otra orilla, a la capital.
Las tres penínsulas, conocidas también como Las Tres Villas, alojan las ciudades de Senglea, La Cottonera y Vittoriosa. De ellas, la última conserva aún el estatus de primera residencia de los Caballeros de la Orden de Malta y el recorrido por sus callejuelas medievales permite admirar los edificios (auberges) en que se establecieron los Caballeros según la lengua que hablaban. Esta división lingüística de la Orden estableció una sede para cada grupo idiomático de Caballeros. Entre ellos, Francia poseía tres sedes (Provenza, Auvernia y la francesa propiamente dicha correspondiente al francés actual), la península ibérica las de Castilla, Aragón y Portugal y los alemanes la de Baviera. Existían además la de los caballeros de Inglaterra y la Italiana para los caballeros de la península itálica. Muchos de estos auberges (hostería o albergue en francés) no pueden visitarse porque alojan edificios oficiales del Estado maltés. Así, por ejemplo, el auberge de Castilla, en La Valletta --uno de los edificios renacentistas más hermosos de la ciudad--, es la sede administrativa del Primer Ministro maltés. La de Provenza es hoy el Museo Arqueológico.
En estas condiciones, La Valletta surgió como trazado racional dictado por el espíritu renacentista. Las calles rectilíneas descienden hacia el mar o hacia ambas bahías. En la ciudad se encuentran la catedral San Juan, cuyo suelo se halla cubierto de lápidas de unas 400 tumbas de caballeros, exquisitamente concebidas con mármoles de colores que diseñan divisas y blasones. En el Oratorio, dos lienzos fundamentales de la última etapa de Caravaggio dan fe de la estancia del célebre pintor en la isla, en donde se había refugiado al huir de Roma tras ser condenado por haber matado en duelo a un adversario. Bajo la protección del Gran Maestre Alof de Wignancourt, Caravaggio se hace Caballero de la Orden de Malta y llega a la isla en 1607. Allí su pésima reputación causa nuevamente estragos y se le acusa de seducir al hijo del Gran Maestre, se le encarcela y logra, finalmente, salvar la vida después de escapar de la prisión en que esperaba el veredicto del juicio. De la estancia de Caravaggio en Malta, el Oratorio conserva La decapitación de San Juan Bautista y San Jerónimo escribiendo.
La Valletta ofrece también gran cantidad de iglesias cuyas cofradías de fieles montan admirables monumentos y estaciones del Vía Crucis durante la Semana Santa, pruebas de desbordante ingeniosidad popular. Puede ser visitada la Gran Enfermería u Hospital de los Caballeros --durante mucho tiempo el hospital más amplio y moderno del mundo--, el Palacio del Gran Maestre de la Orden y la Casa Rocca Piccola, palacete privado propiedad del IX Marqués de Piro, quien personalmente conduce al visitante por las múltiples habitaciones de su residencia en donde se conservan cientos de objetos de inestimable valor (fragmentos de la cruz de la Crucifixión, lienzos, documentos, muebles, etc.); así como objetos que trazan la historia de una de las familias más antiguas y linajudas de la isla. La visita permite imaginar cómo era una casa noble maltesa de otros
tiempos.
En las inmedicaciones de La Valletta, los barrios de Sliema, Saint Julien's y Paceville, ofrecen la mayor cantidad de opciones en materia de instalaciones turísticas. La animación nocturna prácticamente inexistente en La Valletta, se concentra más bien en las localidades mencionadas. Una red de transporte (autobuses Leyland antiguos que dan una nota pintoresca al país) comunica a todos los pueblos de Malta con La Valletta, y son el medio ideal para desplazarse en una isla donde el territorio exiguo provoca grandes atascos y el sistema de conducir ''a la inglesa'' dificulta la circulación en auto para quienes no están acostumbrados al mismo.
Tras la revolución francesa, todas las propiedades de la Orden Hospitalaria de Malta en Francia fueron confiscadas. En 1798, en ruta hacia la campaña de Egipto, Napoleón Bonaparte asesta el golpe final a la dominación de los Caballeros, quienes se ven obligados a transferir la sede de su gobierno a Roma, donde aún se encuentra. El saqueo de las riquezas de las iglesias y conventos provoca la rebelión de la población de la isla contra los franceses, quienes ante el empuje británico se ven obligados a ceder el gobierno a los ingleses que harán de Malta una colonia hasta la independencia en 1964.
Al norte de la isla mayor se halla la de Gozo, comunicada por un ferry e internamente por una red de autobuses. Su capital, Victoria, está coronada por una ciudadela construida por los Caballeros en el siglo XV. Gozo explota, además de sus célebres sitios megalíticos (Ggantija) y sus pueblecillos con barrocas iglesias (Xlendi) y hermosas mansiones señoriales (Mgarr), productos locales como son aceite de oliva, mermeladas, vino y mieles. Para sentirse ajenos al mundo contemporáneo muchos visitantes optan por instalarse en Gozo y pasar allí el máximo de tiempo.
Por su historia y numerosos tesoros artísticos, la República de Malta (316 kms cuadrados, 400,000 habitantes y el euro como moneda adoptada desde enero de 2008), es la tierra mediterránea que mejor explica el mestizaje de culturas entre Europa, Africa y el Medio Oriente desde la Antigüedad. El visitante quedará sorprendido al constatar tal profusión de riquezas en el décimo Estado más pequeño del orbe.•
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