La referencia más antigua que se tiene del nombre Israel data del año 1210 adC, grabado en la Estela de Merenptah (un relato épico del faraón Merenptah, un hijo de Ramsés II), en el cual se cita a Israel como un pueblo, o grupo de gente, aunque no está asociado a un lugar geográfico. Durante 3000 años, el pueblo judío se ha seguido refiriendo a Israel como su patria, Tierra Santa o la Tierra Prometida, pese a que los romanos pasaron a denominarlo Palestina (provincia de Siria y Palestina) tras aplastar la Primera Revuelta Judía (66-73 dC).
La tierra de Canaán
Lo que hoy se conoce como Israel –el suroeste del llamado «creciente fértil» y conocido en la antigüedad como la tierra de Canaán— fue desde muy antiguo tierra de paso y punto intermedio entre las florecientes civilizaciones del Tigris y el Éufrates, por un lado, y el valle del Nilo por el otro. Se vio sacudida desde antiguo por numerosas invasiones y estuvo dividida en pueblos diferentes: Moab, Edom, Judá, Aram, etc. En esa tierra vieron la luz dos de los mayores hitos de la civilización occidental: el alfabeto moderno occidental y una religión monoteísta que, en formas diversas, acabaría extendiéndose por todo occidente. También vio nacer las primeras ciudades del mundo (como Jericó), hace siete mil años, en plena revolución neolítica. La región estuvo dividida en pequeñas ciudades-estado que sobrevivieron como pudieron a las sucesivas invasiones de sus poderosos vecinos (sumerios y egipcios), y de muchos otros pueblos venidos de los desiertos arábigos e incluso del mar (como los filisteos).
La tierra de Canaán
Lo que hoy se conoce como Israel –el suroeste del llamado «creciente fértil» y conocido en la antigüedad como la tierra de Canaán— fue desde muy antiguo tierra de paso y punto intermedio entre las florecientes civilizaciones del Tigris y el Éufrates, por un lado, y el valle del Nilo por el otro. Se vio sacudida desde antiguo por numerosas invasiones y estuvo dividida en pueblos diferentes: Moab, Edom, Judá, Aram, etc. En esa tierra vieron la luz dos de los mayores hitos de la civilización occidental: el alfabeto moderno occidental y una religión monoteísta que, en formas diversas, acabaría extendiéndose por todo occidente. También vio nacer las primeras ciudades del mundo (como Jericó), hace siete mil años, en plena revolución neolítica. La región estuvo dividida en pequeñas ciudades-estado que sobrevivieron como pudieron a las sucesivas invasiones de sus poderosos vecinos (sumerios y egipcios), y de muchos otros pueblos venidos de los desiertos arábigos e incluso del mar (como los filisteos).
los hijos de Israel
En tiempos de Ajenatón (c. 1350 adC) había numerosas tribus hebreas situadas en la ribera oriental del río Jordán, tratando de cruzarlo y asentarse en las tierras más fértiles de la ribera occidental. En los últimos tiempos de Ramsés II, con Canaán dividida entre egipcios e hititas, nuevas tribus hebreas llegaron a orillas del Jordán. Varias de ellas se aliaron para realizar una acción militar contra Canaán. Efectuaron esta coalición a la manera tribal, identificándose como descendientes de los hijos de un antepasado común, el legendario Jacob (renombrado según el relato bíblico como Israel), nieto del patriarca Abraham, por lo que, según la historia bíblica, estos pueblos aliados se llamaron a sí mismos los hijos de Israel.
En tiempos de Ajenatón (c. 1350 adC) había numerosas tribus hebreas situadas en la ribera oriental del río Jordán, tratando de cruzarlo y asentarse en las tierras más fértiles de la ribera occidental. En los últimos tiempos de Ramsés II, con Canaán dividida entre egipcios e hititas, nuevas tribus hebreas llegaron a orillas del Jordán. Varias de ellas se aliaron para realizar una acción militar contra Canaán. Efectuaron esta coalición a la manera tribal, identificándose como descendientes de los hijos de un antepasado común, el legendario Jacob (renombrado según el relato bíblico como Israel), nieto del patriarca Abraham, por lo que, según la historia bíblica, estos pueblos aliados se llamaron a sí mismos los hijos de Israel.
Dos estados confederados
Estas tribus hebreas, que tenían el mismo origen que los amorreos y hablaban un dialecto de la misma lengua semítica que ya se hablaba en Canaán, cruzaron el Jordán alrededor de 1240 adC, conquistando Jericó, desde donde se extendieron por las regiones montañosas de Judea, de Samaria y de Galilea. Adoptaron el alfabeto y muchos otros aspectos de la cultura cananea. Acabaron por conformar hacia el año 1000 adC dos estados confederados, el reino de Israel y el reino de Judá, en oposición militar a los filisteos y otros pueblos. Ambos reinos fueron gobernados por los reyes David y Salomón antes de su separación definitiva (en el año 924 adC), hechos que parecen confirmar las evidencias arqueológicas.
Estas tribus hebreas, que tenían el mismo origen que los amorreos y hablaban un dialecto de la misma lengua semítica que ya se hablaba en Canaán, cruzaron el Jordán alrededor de 1240 adC, conquistando Jericó, desde donde se extendieron por las regiones montañosas de Judea, de Samaria y de Galilea. Adoptaron el alfabeto y muchos otros aspectos de la cultura cananea. Acabaron por conformar hacia el año 1000 adC dos estados confederados, el reino de Israel y el reino de Judá, en oposición militar a los filisteos y otros pueblos. Ambos reinos fueron gobernados por los reyes David y Salomón antes de su separación definitiva (en el año 924 adC), hechos que parecen confirmar las evidencias arqueológicas.
Expulsión de las tierras
Posteriormente, bajo los sucesivos dominios extranjeros de Asiria, Babilonia, Persia, Macedonia, el imperio seléucida, Roma y Bizancio, la presencia de judíos en Palestina se vio sustancialmente disminuida a consecuencia de la expulsión masiva de que fue objeto este pueblo. . En particular, el fracaso de la revuelta judía bajo el Imperio romano ocasionó la principal expulsión de judíos de esta tierra así como la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén. Curiosamente la Mishná y el Talmud, dos de los textos más importantes del judaísmo, fueron escritos durante esta época.
El pueblo de Israel fue autónomo tan sólo dos veces después del exilio babilónico: durante el dominio seléucida surgió la dinastía hasmonea, oligarquía formada por una familia de sacerdotes judíos. La dinastía hasmonea fue reconocida por el imperio griego y romano y gobernó al pueblo judío hasta la intervención romana.
Posteriormente, bajo los sucesivos dominios extranjeros de Asiria, Babilonia, Persia, Macedonia, el imperio seléucida, Roma y Bizancio, la presencia de judíos en Palestina se vio sustancialmente disminuida a consecuencia de la expulsión masiva de que fue objeto este pueblo. . En particular, el fracaso de la revuelta judía bajo el Imperio romano ocasionó la principal expulsión de judíos de esta tierra así como la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén. Curiosamente la Mishná y el Talmud, dos de los textos más importantes del judaísmo, fueron escritos durante esta época.
El pueblo de Israel fue autónomo tan sólo dos veces después del exilio babilónico: durante el dominio seléucida surgió la dinastía hasmonea, oligarquía formada por una familia de sacerdotes judíos. La dinastía hasmonea fue reconocida por el imperio griego y romano y gobernó al pueblo judío hasta la intervención romana.
Un pequeño Estado
La segunda autonomía fue el breve período de la rebelión judía de Bar Kojbá (132-135 dC), durante el Imperio romano: los judíos establecieron un pequeño estado en el centro del país de Canaán, que era independiente de Roma. Este pequeño estado duró tan sólo tres años, hasta que en el año 135 fuera aplastado por el emperador romano Adriano. Una vez destruido el estado judío y exiliada gran parte de su población, la antigua tierra de Israel pasó a denominarse "Siria-Palestina", o simplemente "Palestina", nombre derivado de los antiguos adversarios de los judíos: los filisteos.
La segunda autonomía fue el breve período de la rebelión judía de Bar Kojbá (132-135 dC), durante el Imperio romano: los judíos establecieron un pequeño estado en el centro del país de Canaán, que era independiente de Roma. Este pequeño estado duró tan sólo tres años, hasta que en el año 135 fuera aplastado por el emperador romano Adriano. Una vez destruido el estado judío y exiliada gran parte de su población, la antigua tierra de Israel pasó a denominarse "Siria-Palestina", o simplemente "Palestina", nombre derivado de los antiguos adversarios de los judíos: los filisteos.
Palestina y los Islámicos
Los árabes conquistaron el territorio de Palestina en el año 639, expulsando a los bizantinos. Desde entonces y hasta el año 1516, Palestina fue dominada por varios estados islámicos, únicamente interrumpida dicha dominación por el establecimiento del Reino de Jerusalén durante el periodo de las Cruzadas. En 1517 fue anexionada por el Imperio otomano, situación que se prolongó cuatro siglos (hasta 1917), durante los cuales la antigua tierra de Israel fue parte del vilayato Damasco-Siria, una de las muchas provincias otomanas. Pese a todo, siempre existió una exigua comunidad judía en Palestina (territorio que dejaría de denominarse así durante el dominio otomano), que fluctuó considerablemente a través de los siglos. En 1881 existía una población de 20.000 a 25.000 judíos, respecto a una población total estimada de 470.000 habitantes, y cuya presencia principal radicaba en Jerusalén, en la cual hacia 1884 eran una de las etnias mayoritarias, hasta llegar a ser en 1896 mayoría absoluta.
La Diáspora II y regreso
Después de diversas sublevaciones, los romanos destruyeron Jerusalén y obligaron a casi la totalidad de los judíos a huir de Israel, comenzando un largo periodo de exilio conocido como Diáspora. Los judíos de la diáspora anhelaron regresar a Israel durante siglos. Por ejemplo, en 1141 el español Yehuda Halevi realizó un llamamiento a los judíos para regresar a Eretz Israel, efectuando él mismo el regreso a Sión, donde encontró la muerte. Un siglo después, el rabino español Nahmánides emigró a Jerusalén y desde entonces se mantuvo una presencia constante de judíos, especialmente en Jerusalén. El también sefardí Yosef Caro emigró a la gran comunidad judía de Safed en 1535. Oleadas migratorias tuvieron lugar, por ejemplo, en el periodo 1209-1211. Fue también famosa la «aliyá de los rabinos de Francia e Inglaterra» hacia Acre en 1258 y 1266. En 1260 Jehiel de París emigró a Acre junto a su hijo y un numeroso grupo de seguidores. Pequeñas olas migratorias judías tuvieron lugar durante el siglo XVIII, como la de Menachem Mendel de Vitebsk y 300 de sus seguidores, Judah he-Hasid y alrededor de 1000 discípulos y más de 500 discípulos (y sus familias) de Gaón de Vilna conocidos como Perushim. Oleadas de estudiantes rabínicos inmigraron en 1808-1809, aséntandose en Tiberíades, Safed y después en Jerusalén.
En 1860, la antigua comunidad judía de Jerusalén comenzó a construir barrios de viviendas fuera de los muros de la Ciudad Vieja. En 1878, se fundó el primer asentamiento agrícola moderno en Petaj Tikva.
Fuente: Wikipedia -
Los árabes conquistaron el territorio de Palestina en el año 639, expulsando a los bizantinos. Desde entonces y hasta el año 1516, Palestina fue dominada por varios estados islámicos, únicamente interrumpida dicha dominación por el establecimiento del Reino de Jerusalén durante el periodo de las Cruzadas. En 1517 fue anexionada por el Imperio otomano, situación que se prolongó cuatro siglos (hasta 1917), durante los cuales la antigua tierra de Israel fue parte del vilayato Damasco-Siria, una de las muchas provincias otomanas. Pese a todo, siempre existió una exigua comunidad judía en Palestina (territorio que dejaría de denominarse así durante el dominio otomano), que fluctuó considerablemente a través de los siglos. En 1881 existía una población de 20.000 a 25.000 judíos, respecto a una población total estimada de 470.000 habitantes, y cuya presencia principal radicaba en Jerusalén, en la cual hacia 1884 eran una de las etnias mayoritarias, hasta llegar a ser en 1896 mayoría absoluta.
La Diáspora II y regreso
Después de diversas sublevaciones, los romanos destruyeron Jerusalén y obligaron a casi la totalidad de los judíos a huir de Israel, comenzando un largo periodo de exilio conocido como Diáspora. Los judíos de la diáspora anhelaron regresar a Israel durante siglos. Por ejemplo, en 1141 el español Yehuda Halevi realizó un llamamiento a los judíos para regresar a Eretz Israel, efectuando él mismo el regreso a Sión, donde encontró la muerte. Un siglo después, el rabino español Nahmánides emigró a Jerusalén y desde entonces se mantuvo una presencia constante de judíos, especialmente en Jerusalén. El también sefardí Yosef Caro emigró a la gran comunidad judía de Safed en 1535. Oleadas migratorias tuvieron lugar, por ejemplo, en el periodo 1209-1211. Fue también famosa la «aliyá de los rabinos de Francia e Inglaterra» hacia Acre en 1258 y 1266. En 1260 Jehiel de París emigró a Acre junto a su hijo y un numeroso grupo de seguidores. Pequeñas olas migratorias judías tuvieron lugar durante el siglo XVIII, como la de Menachem Mendel de Vitebsk y 300 de sus seguidores, Judah he-Hasid y alrededor de 1000 discípulos y más de 500 discípulos (y sus familias) de Gaón de Vilna conocidos como Perushim. Oleadas de estudiantes rabínicos inmigraron en 1808-1809, aséntandose en Tiberíades, Safed y después en Jerusalén.
En 1860, la antigua comunidad judía de Jerusalén comenzó a construir barrios de viviendas fuera de los muros de la Ciudad Vieja. En 1878, se fundó el primer asentamiento agrícola moderno en Petaj Tikva.
Fuente: Wikipedia -
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