Desde la declaración de independencia del estado de Israel pasaron, tal vez, los 51 años más convulsivos y terroríficos de la historia de la humanidad, con unos porcentajes en bajas humanas, en destrucciones masivas de ciudades enteras y en crímenes de estado jamás conocidos -por su alto número y variable herramienta de liquidación - a lo largo de la historia de la humanidad. Este infame periodo de la historia de la humanidad, debería ser analizado y estudiado de forma exhaustiva por historiadores objetivos y científicos desinteresados, para poder saber qué fue lo que ocurrió con detalles documentados en este intervalo de la historia de la humanidad. La cifra superior a 120 millones de seres humanos muertos en este periodo por causa de distintos conflictos.
Las dos guerras mundiales
Dos guerras mundiales provocadas por el capitalismo y sus potencias coloniales, lo requiere y lo urge porque seguimos, al día de hoy, cosechando conflictos y guerras cuyas raíces radican en la errática situación política creada entonces (acuerdo de Sykes-Picot de 1916 y Conferencia de Yalta 1945), y entre estos conflictos, está la creación del estado de Israel. Un estado ficticio y artificial creado en base a mitologías y leyendas talmúdicas llenas de controversias, pero que en realidad, y hoy en día lo sabe hasta el más inculto en política internacional, es un estado colonial en toda regla y con toda una sociedad militarizada al servicio de los intereses económicos y geo-estratégicos del centro del capitalismo, un estado intruso y extraño en el área geográfica donde fue implantado por la fuerza, y donde, y pesar del paso de 60 años de su existencia, sigue siendo rechazado por la inmensa mayoría de los pueblos árabes y musulmanes, incluidos aquellos pueblos cuyos gobiernos firmaron acuerdos de paz con Israel hace treinta años ya. Es un estado-herramienta para partir al mundo árabe y musulmán en dos, impidiendo cualquier avance y progreso en sus distintos ámbitos, y entre otros servicios, tendría que: salvaguardar a los regimenes totalitarios.
Las potencias coloniales
Las potencias coloniales antes de abandonar físicamente el espacio geográfico árabe, en aras de garantizar el sistemático expolio de los gigantescos recursos naturales del inmenso mundo árabe y subordinar sus mercados, monopolizándolos y repartiéndoselos entre las antiguas y nuevas potencias coloniales e imposibilitar cualquier desarrollo industrial, tecnológico y económico en sus respectivos países.
En el mencionado periodo (entre 1897 a 1948), entre otros importantes acontecimientos, hemos de recordar: el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia (octubre de 1917), la creación en Italia por Mussolini de la agrupación político-militar "Los Fasci di Combattimento" (mayo de 1919), la creación del "Partido Nacional Socialista Obrero Alemán" liderado por A. Hitler (1921), el ascenso al poder de los militares en Japón liderados por Makoto (mayo de 1932) y la invasión japonesa de China (julio 1937). Y en España, en 1939, vencieron los militares golpistas liderados por el general Franco después de una cruenta guerra civil que duró tres años.
La organización sionista, en coordinación con los sectores más reaccionarios del centro del capitalismo, necesitaba provocar oleadas de inmigrantes judíos hacia Palestina para crear y construir su pretendido estado-nación, donde los judíos autóctonos de Palestina entonces (a principios del siglo XX), no alcanzaban el 6% de la población. Ello, requería de un cambio profundo del mapa político y social en Europa y en el mundo, requería de movimientos ultra nacionalistas y racistas favorables a limpiezas étnicas, requería de crisis económicas galopantes, requería de convulsiones internas y sociales y requería de guerras intercontinentales capaces de cambiar los mapas políticos y de hundir viejos imperios, con el fin de encontrar las condiciones políticas internacionales idóneas para favorecer la emigración y el asentamiento de millones de judíos europeos y de todo el mundo en Palestina, reeditando así, la conquista del Nuevo Mundo por parte de las potencias coloniales europeas, con sus genocidios y sistemáticas limpiezas étnicas, pero esta vez en el Oriente Árabe, en Palestina.
La organización sionista, en coordinación con los sectores más reaccionarios del centro del capitalismo, necesitaba provocar oleadas de inmigrantes judíos hacia Palestina para crear y construir su pretendido estado-nación, donde los judíos autóctonos de Palestina entonces (a principios del siglo XX), no alcanzaban el 6% de la población. Ello, requería de un cambio profundo del mapa político y social en Europa y en el mundo, requería de movimientos ultra nacionalistas y racistas favorables a limpiezas étnicas, requería de crisis económicas galopantes, requería de convulsiones internas y sociales y requería de guerras intercontinentales capaces de cambiar los mapas políticos y de hundir viejos imperios, con el fin de encontrar las condiciones políticas internacionales idóneas para favorecer la emigración y el asentamiento de millones de judíos europeos y de todo el mundo en Palestina, reeditando así, la conquista del Nuevo Mundo por parte de las potencias coloniales europeas, con sus genocidios y sistemáticas limpiezas étnicas, pero esta vez en el Oriente Árabe, en Palestina.
Los palestinos siguen fuera de sus casas y aldeas
Hoy, 6 décadas después, los palestinos seguimos viviendo las trágicas consecuencias de aquel terrible crimen cometido por las potencias coloniales. Más de seis millones de palestinos siguen fuera de sus casas, sus aldeas y sus pueblos. Viven una interminable guerra de genocidio y de exclusión por parte de un estado modelo: en exterminio permanente, en practicar sistemáticamente el terror desde el estado, en llevar a cabo una metodológica política de limpieza étnica y en disfrutar de una impunidad sin límites. Efectivamente, Israel es un estado único en no cumplir con las leyes y convenciones internacionales, ni con las resoluciones de NNUU, ni con el Tribunal Internacional de Justicia, ni con la Convención de Ginebra sobre Derechos Humanos. Durante estos nefastos 60 años, hubo en la zona del Oriente Árabe más de una docena de guerras o enfrentamientos relacionados con la existencia de Israel, siete de los cuales fueron directamente con Israel. Dos guerras, donde el centro del capitalismo actual (EEUU) y sus aliados, intervinieron directamente en el conflicto (las dos guerras contra Iraq). Los demás, fueron enfrentamientos instigados o provocados por el centro del capitalismo, en sintonía con su aliado sionista estado de Israel, entre países o pueblos vecinos con el objetivo de debilitar la acción de la resistencia. A lo largo de estas 6 décadas de continuos enfrentamientos, ha habido más de cinco millones de bajas humanas (ya sea por acción directa de la guerra o como consecuencia de ella), más de 12 millones entre refugiados o desplazados, cientos de aldeas y pueblos arrasados o borrados totalmente del mapa, cientos de miles de casas destruidas y muchos millones más de vidas humanas mutiladas, destrozadas y quebradas para siempre.
Hoy, 6 décadas después, los palestinos seguimos viviendo las trágicas consecuencias de aquel terrible crimen cometido por las potencias coloniales. Más de seis millones de palestinos siguen fuera de sus casas, sus aldeas y sus pueblos. Viven una interminable guerra de genocidio y de exclusión por parte de un estado modelo: en exterminio permanente, en practicar sistemáticamente el terror desde el estado, en llevar a cabo una metodológica política de limpieza étnica y en disfrutar de una impunidad sin límites. Efectivamente, Israel es un estado único en no cumplir con las leyes y convenciones internacionales, ni con las resoluciones de NNUU, ni con el Tribunal Internacional de Justicia, ni con la Convención de Ginebra sobre Derechos Humanos. Durante estos nefastos 60 años, hubo en la zona del Oriente Árabe más de una docena de guerras o enfrentamientos relacionados con la existencia de Israel, siete de los cuales fueron directamente con Israel. Dos guerras, donde el centro del capitalismo actual (EEUU) y sus aliados, intervinieron directamente en el conflicto (las dos guerras contra Iraq). Los demás, fueron enfrentamientos instigados o provocados por el centro del capitalismo, en sintonía con su aliado sionista estado de Israel, entre países o pueblos vecinos con el objetivo de debilitar la acción de la resistencia. A lo largo de estas 6 décadas de continuos enfrentamientos, ha habido más de cinco millones de bajas humanas (ya sea por acción directa de la guerra o como consecuencia de ella), más de 12 millones entre refugiados o desplazados, cientos de aldeas y pueblos arrasados o borrados totalmente del mapa, cientos de miles de casas destruidas y muchos millones más de vidas humanas mutiladas, destrozadas y quebradas para siempre.
Si el conflicto árabe israelí es acerca de un estado palestino, siempre ha existido la solución obvia de dos estados que viven en paz uno junto al otro. El conflicto es más fundamental, y por lo tanto, aún más difícil de resolver, y se trata realmente del rechazo árabe a la presencia y existencia misma de un Estado Judío, y probablemente a los judíos en general, en Oriente Medio. Y así la Carta de Hamas llama al asesinato de todos los judíos, en todo el mundo. Y las raquetas de Gaza siguen haciendo blanco contra civiles israelíes, incluso después de la evacuación israelí. Y las amenazas de genocidio y de un segundo Holocausto, junto a la negación del primero, emanan desde Irán. Y el mundo árabe está inundado del antisemitismo más rabioso y pernicioso. ¿Y si la guerra dirigida contra Israel es realmente la guerra mundial de la tiranía fundamentalista contra la libertad y la democracia? Entonces efectivamente, todos aquellos que creen, con las mejores intenciones, que están defendiendo a una víctima vulnerable, están, de hecho, siendo cómplices de una de las peores injusticias de la historia de la civilización humana. Se habrán puesto del lado de las fuerzas de la muerte y la destrucción, del miedo y del prejuicio. ¿Y si el mundo está tomando partido contra el único bastión de libertad y democracia en Oriente Medio, poniéndonos en peligro a todos, porque el destino de los judíos suele ser un signo que presagia el futuro? Hitler persiguió primero a los judíos, y después atacó al mundo. Los atentados suicidas empezaron en Jerusalém, y de allí emigraron a Nueva York, Bali, Madrid, Londres y Nairobi. Necesitamos claridad para entender estos tiempos tumultuosos. Necesitamos también una visión de paz y reconciliación entre árabes y judíos. El conflicto en Oriente Medio es entre hermanos, y ésa es la verdadera tragedia. Somos todos hijos de Abraham; los judíos son los hijos de su hijo Isaac, y los árabes, de su hijo Ismael. El Talmud nos dice que, aunque los hijos de Abraham lucharon durante muchos años, cuando Abraham fue enterrado en Hebrón, Isaac e Ismael se reconciliaron en su tumba. Roguemos a Dios merecer ver el día en que una vez más un hermano se reconcilie con el otro en Oriente Medio. Por el Rabino Warren Goldstein, Gran Rabino de Sudáfrica
Movimiento numérico
La inmigración de los supervivientes del Holocausto y la de los refugiados judíos que habitaban en países árabes, en algunos casos desde antes de la arabización, duplicó la población judía en Palestina al año de haberse declarado la independencia de Israel. Durante la década siguiente aproximadamente 600.000 judíos orientales, una cifra equivalente a la de refugiados palestinos, huyeron o fueron expulsados de territorios árabes, en los que algunas comunidades judías llevaban viviendo desde hacía casi 2000 años, y se refugiaron en Israel (adicionalmente unos 300.000 judíos emigraron a Francia y a los Estados Unidos, quedando una ínfima población judía en los países árabes, principalmente en Marruecos y Túnez. En total unos 900.000 judíos se convirtieron en los otros refugiados que se menciona en la resolución 242 de la ONU.
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