La humilde escena del nacimiento del niño Jesús frecuentemente se interpreta con sabor occidental en vez de oriental, pues se hace necesario para los occidentales tener la descripción de la clase de casa de Belén en la cual sin duda nació el Salvador, como la que nos da el señor Juan D. Whiting. Entrando por la puerta de esta morada de una sola pieza de Belén, se ve que dos terceras partes del espacio se dedica para "levantar una plataforma de albañilería" de unos ocho o diez pies sobre la tierra y sostenida por arcos bajos en forma de domo. Esta plataforma levantada es ocupada por los miembros de la familia, y la parte baja de la casa por el ganado y rebañ0s. Angostos escalones de piedra llevan a donde la familia habita, y sólo hay dos pequeñas ventanas altas en el cuarto. En el invierno las ovejas y las cabras quedan dentro de la casa, también los animales de trabajo y quizá algún asno. Los establos primitivos para el ganado se ven en derredor de las paredes, y éstas se construyen de lozas pétreas ásperas puestas de canto y unidas con mezcla. El propietario de los animales frecuentemente duerme en un pequeño lugar alto, donde puede observar a los corderos recién nacidos.
Para conocer el corazón de la tierra, haber conocido la hospitalidad de la gente que siempre se ofrece, no importa cuán primitiva o sencilla, hace el reproducir el cuadro de María y José, volviendo de la posada ya llena de huéspedes, a una casa como la ya descrita, la parte habitable en la cual podía vivir una familia no muy numerosa, puede haber estado llena de huéspedes, pero encuentran una bienvenida y un lugar de descanso para el niño en el pesebre.
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