La estufa o fogón. Tanto los nómadas que vivían en tiendas como los aldeanos que viven en casas de una sola pieza, llevan consigo tanto de su cocina exterior como el tiempo les permite. Estas operaciones se hacen dentro de la casa solo cuando el frío del invierno las hace deseables. Los occidentales difícilmente llamarían estufa o fogón lo que usan para cocinar los orientales, pero esto sirve su propósito. Con frecuencia el lugar del fogón es el suelo en el medio de la pieza. Una pequeña construcción de barro o una tinaja con agujeros a los lados es lo que por lo regular usan como estufa.
El combustible que usan. Los aldeanos con frecuencia usan estiércol seco como combustible en su fogón. Algunas de las clases más pobres lo usan y venden la leña que encuentran, a aquellos que pueden comprarla. Una referencia en la profecía de Ezequiel indica que este uso de combustible era común en los tiempos bíblicos. Véase Ezeq. 4:15. En el Oriente el combustible es tan escaso que algunas veces la hierba seca y las flores marchitas se engavillan con cuidado para usarlos corno combustible. Hay indicaciones en la Biblia de que esto se hacía en los tiempos antiguos. Jesús dijo: "Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno..." (Mat. 6:30; Luc. 12:28).
Otro combustible muy popular en Palestina son las espinas. Hay muchas clases de arbustos espinosos que ahí crecen, y la gente los recoge y hace buen uso de ellos. Los pasajes bíblicos que indican el uso de ellos son numerosos (2 5am. 23:6, 7; Sal. 118:12; Eches. 7:6; Isa. 9:18; Isa. 10:17; Nahum 1:10). La viuda de Sarepta andaba recogiendo leña para encender fuego (1 Reyes 17:10). Pero el fuego que había en la casa del sumo sacerdote donde Simón Pedro se calentaba, era alimentado con carbón (Jn. 18:18). La Chimenea. Los árabes bellahin tienen varias maneras de conducir hacia afuera el humo de los fogones. Algunas veces por medio de una abertura en el techo la que sirve como chimenea, o una abertura en un lado de la casa que sirve al respecto. Con frecuencia, cuando el fogón está en la esquina de la pieza, hay un sombrerete sobre ésta con salida para el humo.
También en ocasiones se hacen fuegos de carbón en un bracero fuera de la pieza, y cuando ya no produce humo y los carbones están rojos, entonces se lleva el bracero al interior. La referencia del profeta Óseas respecto a esto dice: "Como el humo que de la chimenea sale" (Oseas 13:3). Algunos traductores se refieren a éste corno humo que de la ventana sale. Una abertura enrejada en la pared de la casa puede servir tanto de chimenea como de ventana en las casas de los aldeanos. Pero sin duda, la mayoría de los arreglos de chimeneas usados por los árabes que ya se han mencionado se usaron en los tiempos bíblicos. La comparación del salmista de él mismo con "el odre al humo" (Sal. 119:83), puede ser una figura interior; otras referencias escritúrales al fuego, en que se habla también como que son interiores, pueden también ser exteriores Prov. 10:26; Isa. 65:5, etc.) Puede asumirse con toda seguridad que las casas del tiempo de la Biblia, no estaban siempre tan llenas de humo, como muchos piensan que sea el caso. Prendiendo el luego.
El método que se usaba en los tiempos del Antiguo Testamento para producir fuego era la chispa que se producía por la costumbre de golpear un pedernal con una piedra, o por frotamiento de dos pedazos de madera; después se encendía la llama. Hay indicaciones de que Israel en tiempos posteriores produjo fuego golpeando el pedernal con un pedazo de acero. En Isaías 50:10, donde se habla de encender el fuego, la palabra hebrea traducida encender quiere decir “golpear” y evidentemente se refiere a golpear el pedernal con el acero.
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