Las mujeres árabes, al lavar su ropa actualmente, van a los manantiales, corrientes de agua, piscinas o canales de riego. Sumergen su ropa, luego la sacan poniéndola sobre piedras planas, las cuales abundan en Palestina, la golpean con una cachiporra de medio metro de largo. Acarrean el agua en recipiente de piel de cabra Y tienen una vasija para enjuagar la ropa.
Qué proceso se usó en tiempos de David, seguramente indica en su oración de su salmo penitencial: "Lávame más de mi maldad" (Sal. 51:2). Este cuadro viene del proceso del lavado de la ropa. Alejandro McLaren dice a este respecto:
“La palabra empleada es significativa; probablemente quiere decir lavar amasando y golpeando, no simplemente enjuagando. El salmista esta listo a someterse a una disciplina dolorosa, con objeto de ser limpiado. "Lávame, golpéame, hóyame, golpéame con malletes, arrójame contra las piedras, haz conmigo cualquier cosa, si acaso estas sucias manchas son quitadas de los tejidos de mi alma”.
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