Las mujeres van por el agua en oriente medio


Tarea es de las mujeres el ir a traer el agua de los pozos, y manantiales para los quehaceres hogareños. En la actualidad lo hay en muchas partes en Oriente, de la misma manera que lo hace cuando los relatos del Génesis hablan de "la hora de la tarde, la hora en que salen las mozas por agua" (Gen. 24:11) - Las mujeres entrenan para este trabajo desde la niñez, pues Saúl y su siervo  “hallaron unas mozas que salían por agua" (1 Sam. 9:11). El mejor tiempo para este trabajo era por la tarde, aun cuando algunas veces se hacía temprano por las mañanas. Cántaros de barro (Lam. 4:2), se usaban para este trabajo, los que tienen a veces una o dos asas.

Ha sido una costumbre entre las mujeres siríacas, llevar el cán­taro de agua en su hombro, aunque algunas lo llevan sobre la cabeza. La mayoría de las mujeres árabes en Palestina lo llevan sobre su cabeza. La Escritura nos dice que Rebeca llevaba su cántaro en el hombro (Gen. 24:15).

El llevar un cántaro al agua era costumbre universal de las mu­jeres. Debe haber sido un cuadro pintoresco verlas ir y venir con su cántaro graciosamente puesto en su cabeza o su hombro. Cuando Jesús dijo a dos de sus discípulos "Id a la ciudad y os encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle" (Marc. 14:13), ese era un modo fácil de identificar a una persona, porque no es nada común ver a un hombre llevar un cántaro con agua, porque esta es tarea de las mujeres. Cuando grandes cantidades de agua se necesitan, los hombres usan grandes sacos de piel de oveja o cabra para llevarla. Los cántaros se reservan para uso de las mujeres.

No se deja nada en el pozo que pueda servir para sacar agua de lo profundo. Cada una de las mujeres que van a traer el agua además de Su cántaro, lleva una cubeta de cuero y una soga, sufi­cientemente larga para bajarla hasta el nivel del agua. La mujer sa­maritana a quien Jesús encontró en el pozo de Jacob, había traído todo esto, pero Jesús no tenía un equipo igual. De allí que ella le dijera: "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo" (Jn 4:11). En respuesta a su solicitud de que le diese de beber, ella la sacó del pozo y la dio a él.

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