Carabanas de camellos tiempos bíblicos

Caravanas de camellos. La transportación de mercancías de un lugar a otro en tiempos bíblicos o para caminar grandes distancias, especialmente en terrenos desérticos, ha sido principalmente mediante las caravanas de camellos. Isaías profetizó a los dedanimitas, que eran comerciantes de caravanas entre las costas del Golfo Pérsico y Palestina: "En el monte tendréis la noche en Arabia, oh caminantes (caravanas) de Dedanim" (Isa. 21:1:3). El número de camellos en una caravana en los tiempos modernos difiere grandemente, pero dice un escritor que se unió a una caravana que estaba dividida en cuatro compañías, y las tres primeras de ellas sumaban mil seiscientos camellos. El arreglo especial de una caravana es un cordón de camellos cada uno atado al que le precede, y el guía de la caravana cabalgando en el lomo de, o caminando al lado de un asno. Una cuerda desde el primer camello de la línea, se ata a un anillo que va asegurado a unas tiras de cuero en las caderas del asno. Así los camellos aprenden a seguir implícitamente al asno que va a la cabeza de la procesión.

La influencia social de las caravanas. En los tiempos antiguos, lo mismo que en los actuales, en grandes secciones del Oriente, las caravanas toman el lugar de los periódicos, el teléfono y la radio. Ordinariamente, el conocimiento de lo que sucede estaba limitado, entre las mujeres, a lo que oyeron estando en el horno de la villa, o en el pozo; y entre los hombres, a lo que oyeron en el cuarto de huéspedes de la villa, o a las puertas de la ciudad. Pero cuando una caravana arribaba a una villa, era un evento de grande importancia, porque siempre había nuevas, traídas de distancia. El proverbio familiar debe haberse referido a tal evento: “Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras" (Prov, 25:25).

El rápido camello árabe. A este animal se le llama a menudo debul. Tiene las extremidades largas y como de alambre, y carece de gordura superflua. Los hombros son anchos y su corcova pequeña, aun cuando dura y firme. Es una criatura tosca a la vista, y los árabes se apasionan por este animal. El camello ordinario camina a razón de unos cinco kilómetros por hora, mientras que el debul, sí no ha sido muy cargado, caminará hasta quince kilómetros por hora. Algunos de los nativos pretenden que puede ganar este animal a un caballo de carrera. Jeremías el profeta habla de "dromedaria ligera que recuenta sus carreras" (Jer. 2:23). El movimiento de este rápido animal es duro para el viajero, quien usualmente se prepara para el viaje "amarrándose con dos correas muy fuertemente, una banda bajo sus brazos, y la otra en derredor de su cuerpo y a la altura de su estómago".

Varios productos del camello. Los árabes de hoy día hacen uso de la leche y de la carne del camello. La ley mosaica prohibía a los judíos comer carne de camello “porque rumia mas no tiene la pezuña hendida; habéis de tenerlo por inmundo” (Lev. 11:4). Es posible que ellos hayan usado la leche al menos en los tiempos patriarcales. (Gén. 32:15). El pelo del camello tenía muchos usos en oriente. En la estación correcta del año se le despoja dc las borlas y las mujeres las tejen en un fuerte hilo. Varías telas burdas se fabrican con este hilo. Las tiendas de los beduinos algunas veces se fabrican de pelo de camello como lo son también las carpetas, esteras abayas, o sea los vestidos exteriores, y algunas otras cosas. Mateo dice de Juan cl Bautista: “tenía Juan su vestido de pelos de camellos” (Mat. 3:4). La piel del camello se curte y se hace cuero, y de este material se hacen sandalias, polainas, botellas para agua, etc. Aun el excremento del camello se usa comúnmente para combustible.

En los sermones de Cristo hay dos referencias a los camellos. La primera referencia se da por los autores de los tres evangelios sinópticos: “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que un rico entrar en el reino de Dios” (Mat. 19:24; Marc. 10:25; Luc. 18:25). Debe recordarse que a los orientales les gusta mucho la exageración como figura de retórica, y así apreciaban esta hipérbole hecha por Jesús. En el relato de Lucas, la palabra se refiere ordinariamente a la aguja de un cirujano, es la aguja usada por el autor del evangelio, pues él mismo era médico. Las palabras añadidas por Jesús, deben tomarse juntamente con su aseveración: “Para con los hombres es imposible es esto; Mas para con Dios todo es posible” (Mat. 19:26). La otra referencia al camello fue hecha por Jesús cuando denunció a los escribas y fariseos, diciéndoles: “Guías de ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello" (Mat. 23:24). Esta referencia es a la antigua costumbre de colar el vino. El mosquito y el camello estaban en grande contraste por el tamaño de cada uno. El uso de la palabra camello aquí, era una hipérbole: pero era apropiada, no sólo por causa de su gran tamaño, sino también porque para los judíos era un animal inmundo porque no tenía la pezuña hendida, aunque es rumiante. Los fariseos eran cuidadosos para colar la más pequeña criatura, pero (figuradamente) se tragaban las grandes. Eran muy escrupulosos acerca de las cosas pequeñas, pero muy descuidados acerca de los asuntos de mayor importancia.

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